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Descripción archivística
F. Díaz Con objetos digitales
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monte que estamos considerando.

La cima del monte puede ser perfectamente recorrida toda ella, pues subiendo por el peñasco del Pepino á la Chimenea (hay dos, pero solo funciona una) hay un camino junto á las bóvedas, cuyo camino se une junto á la piedra del Molino con la carretera que conduce al faro, resultando un agreste y bonito paseo.

Desde la vertiente occidental del monte del faro se extiende la costa de Poniente. Comienza esta en el Gachero, con un puentecito en miniatura, hecho también con escoria de la fábrica, que se llama Puerto Piojo y que está formado en su parte N. por una escollera, al s. por un derrumbadero de gachas vertidas, y al E. por el muro de contención de la fábrica, urbanizado, que conduce al gachero, teniendo su boda de entrada al O. , frente á cuya entrada hay un pequeño muelle, y una ó dos escalas de embarque en la escollera. Es un puertecito utilísimo para los pescadores que en él guarecen sus barcos, y utilizan como varadero la lengua que al S. le limita formada por las gachas. El recodo que forma el monte con la playa, donde ahora está situado el puerto Piojo, siempre se ha llamado Rincón de la Isla.

Desde el gachero corre en dirección O. una hermosísima y limpia playa, llamada de la Isla, si bien para baños no es, ni con mucho tan segura como la de la bahía; y así lo prueba la lista de ahogados que anualmente va casi siempre aumentando. Esto no obstante, es una magnífica playa, que constituye un hermoso y frecuentado paseo, y que se puede considerar como dependencia veraniega de Mazarrón, tanto por ser la que se utilizan para sus baños de mar los mazarroneros que no se trasladan al Puerto y se limi-

Fotografía 43: Vista general desde la Chimenea. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,1 x 10,8 cm.
Fotografía 44: La fábrica desde la piedra del Molino. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,8 x 6,3 cm.
Fotografía 45. Vista general desde la Chimenea. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 8,1 x 6,2 cm.
Fotografía 46: Vista desde la Chimenea. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 5,8 x 6,3 cm.
Fotografía 47: Junto al peñasco del Pepino. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,1 x 10,1 cm.

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-ta el cabo de la Azohía se extiende la magnífica bahía de Mazarrón, amplia, hermosísima, segura y abrigada, menos para los vientos entre el ¿? y el S., y de condiciones tan buenas, que es actualmente estación naval, visitadísima por torpederos y submarinos. Solamente se conocen en ella tres bajos ó escollos: el de Adentro en el centro del puerto; el de Afuera, algo alejado de la punta del Faro; y el de Ballesta en la parte oriental de la bahía (que debe su nombre á su descubridor, el prestigioso oficial de la Armada y actual ayudante de Marina de este puerto Don Gregorio Fernández Ballesta); y solo existe un islote ó peñasco dividido en tres trozos, llamado la Galerica y que limita al fondeadero al N.E. á partir desde el cabezo del Faro. La ensenada se extiende hasta la punta del Rigüete.

Toda la playa del Puerto es magnífica y aunque la abundancia de algas primero y de absinas? ó guijarros hacia el Rigüete depsués la hacen mucho menos limpia que las playas de la costa occidental, es mucho más segura para los bañistas que pueden graduar cómodamente la profundidad del agua para sumergirse, habiendo solo en la parte utilizada paa baños una vorágine in holla perfectamente fijada y que se va cegando y numerosos secos, verdaderos escollos, donde se crían las algas, próximos á la playa. No sería desdeñada esta por poblaciones de moda para el verano. La tendencia á elevarse en muralón el terreno, indicada antes, en sentido paralelo á la playa, que se inició en la parte más inmediata al monte del Faro (la Muralla) y que después se interrumpe, se desarrolla en plena población y forma el monte del Hotel (donde está edificado el del ingeniero director de la Compañía Metalúrgica) que por fin baja en rampa hacia la punta del Rigüete; y bajo este murallón se esfuma el poblado, como lo indica la casilla de consumos; dando esta parte origen al primer bol oriental de pesca, que se llama bol del Rigüete, estando cubierta de guijarros este trozo de playa, y continuando estos hasta la Playa Negra ó del Griego lo que hace más desagrada-

Fotografía 63: El gachero. 1918. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,2 x 10,7 cm.
Fotografía 64: El gachero. 1917. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 10,7 x 6,3 cm.
Fotografía 65: El gachero. 1918. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6,2 x 10,5 cm.
Fotografía 66: El gachero y la Cabeza del Animal. 1918. Tamaño: 6,3 x 10,8 cm.

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-ros por la Compañía Metalúrgica, con excelente resultado. Hay también en el Puerto tres fotografías, una en la droguería de Gómiz, otra de Enrique Baena en el domicilio de su madre la maestra de niñas, y una tercera de un operario de la fábrica en la calle de la Cruz. José María Espinosa vende en la calle de la Corredera material eléctrico y hace instalaciones.

Ya indiqué que el Mercado ó plaza de Abastos está en la calle Nueva con vistas al muelle y á un pequeño callejón lateral; está regularmente surtida, si bien los carniceros matan solo cordero, siendo una grata y rara excepción el sacrificio de alguna res vacuna. Ya hablé de las dos fuentes que surten al vecindario, iguales las dos, y situada una en la plaza de la Iglesia, y la otra en la de la Fuente de abajo; el agua no es del todo agradable, y se cotiza á 5 céntimos la carga de cuatro cántaros, pero en las casas mejores (y en el monte del Faro para los torreros) hay algibes, siendo el de la mía el más grande, en proporción con la casa.

Fuera de las tabernas, tiendas y café de Ballesta ó del Sol, solo hay tres sitios de reunión, verdaderas sociedades, incluyendo en este número el Pósito Pescador, de carácter humanitario y filantrópico, que tiene casa propia con altos y fachadas en la calle Mayor y en la playa; y además de sus fines de unión para la defensa de los intereses de los pescadores (teniendo además en el local un curioso Museo Marítimo con buenos modelos y ejemplares, y una incipiente enfermería ú hospital) se reúnen estos; dándose también en el mismo edificio enseñanza elemental á los hijos de los pescadores en una especie de escuela bastante bien arreglada y surtida por el personal dependiente de la Capitanía de puerto; dato que olvidé hacer constar al ocuparme de la instrucción pública del Puerto.

El círculo La Peña está establecido en el paseo de Cánovas del Castillo en una casa con altos; en el primer piso, ó sea en los bajos, tiene billar y mesas de tertulia y servicio de ca-

Fotografía 122: Estación del ferrocarril. 1917. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6,1 x 10,8 cm.
Fotografía 123: Ferrocarril y cuartelillo de la Guardia Civil. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,3 x 10,9 cm.
Fotografía 124: Vía férrea. 1921. Firmado a mano por F. Cervantes. Tamaño: 4,7 x 10,8 cm.
Fotografía 125: Camino de las salinas. 1922. Firmado a mano por F. Cervantes. Tamaño: 6 x 10,1 cm.

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«—Pues nadie tendrá queja de lo bien que lloré a mi marido cuando murió». Una madre, cansada ya, e indudablemente imposibilitada para continuar su incesante y doloroso gemido, tuvo que interrumpirlo, y se creyó en el caso de dirigirse al cadáver de su hija y decirle: «—Hija mía, perdóname, pero por ahora no puedo llorarte más». Por supuesto, los lutos son exageradísimos, produciendo completa clausuración (sic) de puertas y ventanas, y largas encerronas en las casas para las mujeres; y los hombres hasta se creen obligados a usar camisa y alpargatas negras. En cambio, en las casas no se reza ni un Padre Nuestro, como no sea muy en privado, para el alma del difunto.

Acervas censuras merece la educación que se da en el Puerto. Parece que, en tal particular, los padres, ricos o pobres, no saben serlo. Comienzan por hacer a los niños pequeños caricias en sus órganos pudendos, y a hablarles sobre estos; además no se recatan (claro está que todo esto en términos generales) de hablar delante de sus hijos, lo mismo los padres que las madres, con el lenguaje más soez y coprolálico, así que no es de extrañar que mezclen términos obscenos con sus primeras palabras. Y como además gozan niños y niñas de omnímoda libertad para reunirse con quien quieran y corretear por los sitios y las compañías que les plazcan, no es de admirar que pierdan tan pronto la inocencia, que apenas conservan, y se envicien con la masturbación precoz, y aun intenten, entre ellos, coitos naturales y contra natura, aun antes de doblar el segundo lustro de edad. Los padres suelen enviarlos a escuelas públicas o particulares , muchas veces más bien por descansar de ellos que para facilitarles la instrucción; pero si son muy pobres o muy interesados, pronto les interdicen la enseñanza elemental para hacerlos trabajar y que aporten dinero a la casa paterna, pues hay quien cree que los hijos solo sirven para esto (creencia corriente en estos padres) y que son verdaderas fincas para su lucro, y recuerdo a este propósito que hablando con un pescador algo acomodado de un matrimonio que tenía muchos hijos, decía: —Mejor para ellos (los padres), así tienen más gente que les gane dinero. (...)

Fotografía 184: Fábrica de esparto. 1918. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6 x 10,6 cm.
Fotografía 185: Fábrica de esparto. 1922. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 5,1 x 9,9 cm.
Fotografía 186: Fábrica de esparto. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6,3 x 9,2 cm.
Fotografía 187: Fábrica del esparto. 1918. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6 x 10,8 cm.

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(..) osa, citaré también el caso de un padre, que no hace muchos años me decía, refiriéndose á su hija: «—¿No es una lástima, Don Agustín, que á Fulanita la disfrute otro, y yo no?». ¡Todo un poema del sentido moral de cierta gente!

Cosa sumamente corriente en esta población es el proxenetismo. La he indicado algo de la intervención, bien frecuente, de mujeres, de ordinario viejas, que excitan á los novios para que se lleven á sus novias y se amanceben con ellos (no es raro, como también he dicho, que son las madres las que se encargan de este nada bonito papel), y para ello recurren á toda clase de medios y de provocaciones obscenas que irritan el amor propio y la concupiscencia de inexpertos. aunque corrompidos, muchachos, que rarísima vez obran a impulsos atenuantes de un amor que no suelen sentir, aunque lo confundan con la petulancia, tan dominante en el Puerto. Verdad es que es muy grande la deshonestidad de estas repugnantes viejas, que usan obscenísimo lenguage, que pasan su vida haciendo lúbricas y crudas observaciones, y que algunas no raras veces, cegadas por senil pasión, brindan con sus marchitos encantos á jóvenes que, como es lógico, acaban por despreciarlas y reírse de ellas, y tampoco es raro que las tales mujercicas hayan perder la inocencia con sus conversaciones y descubrimientos insanos á inocentes niños, pues bastante practican en el Puerto aquel oficio que Don Quijote, en sus disquisiciones con los galeotes, calificó de muy útil para la república. Pero no se crea que es propio exclusivamente este oficio del sexo femenino en el Puerto. Ha habido y hay hombres (alguno ha habido de notoria visibilidad en esta sociedad) que proporcionan gustosos y complacientes, unas veces por desinteresado amor al arte y otras por móviles de interés, toda suerte de arreglos torpes (y en esto, como en cuanto escrito en este trabajo hablo en frío y solo de cosas que puedo dar fé); y hasta es sabido que un padre trató de entregar á su hija, mediante el cambio de una crecida cantidad, á liviandad de un notable, verdadero sátiro; como igualmente otro padre blasona de las dádivas que recibe de un rico individuo casado, á cambio de los favores de su hija; y bien conocidas son las complacencias de maridos y de padres para obtener utilidades de diversos órdenes. ¡Triste fruto todo ello de la carencia de sentido moral, secuela práctica de la falta de cimientos religiosos y de buena educación, que son perfectamente compatibles lo mismo con riqueza que con la pobreza!

También me parece oportuno hacer constar aquí lo usual que es en el Puerto la práctica del más brutal derecho de pernada, con los caracteres del feudalismo de la manera más grosera y plebeya por los cotorrones (los jóvenes no suelen usar) con sus viudas, en ocasiones parientas de los amos; estos, sobre todo (...)

Fotografía 214: Las salinas. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 5,8 x 10,2 cm.
Fotografía 215: Monte Gitano y barrio de las Cuevas. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,4 x 10,8 cm.
Fotografía 216: Barrio de las Cuevas. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,4 x 10,8 cm.

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nada se puede esperar de la persona antes tan adulada, y aun con el mayor servilismo. Persona ha habido en el Puerto que al visitarla yo por primera vez el año 1919, quiso arrodillarse en mi presencia; la segunda vez que el mismo año la visitó, como estuviese cenando é interrumpiese la cena al llegar yo, al animarla para que continuase, me contestó así: «—Don Agustín, ¿qué mejor cena que verle á V. en mi casa?». Hoy esa misma persona á quien colmé (en mi hijo) de motivos de agradecimiento parece ser que me denigra en cuanto puede traidoramente y miente con el mayor descaro para ocultar los obsequios y favores que he hecho a su hijo, á quien tanto trata de alejar de mí, sin ver lo muchísimo que con eso perjudica el porvenir del chico, abusando además del gran cariño que aun profeso á este. ¡El Señor la perdone, como yo la perdono, tanta ingratitud y el daño que hace á mis sentimientos! ¡Funesta ingratitud que sea el manantial de nuevos beneficios, y culpables ingratos, así como el perro del hortelano que ni comía ni dejaba comer, hacen gran daño a mis sentimientos, que ante el temor de nuevas ingratitudes, no obteniendo beneficio que que de otro modo pudieran tal vez obtener por temor a tales precedentes! Todo esto supone un grosero positivismo y una notable falta de mundología; verdad en que en el Puerto se nota de un modo especial en todo lo que á verdadero conocimiento del mundo se refiere un desconocimiento del mundo casi absoluto que explica muchas cosas incomprensibles, tales como los crueles desengaños que me ha proporcionado cierta persona a quien quiero mucho, en buena parte debidos á consejos paternales, de que me he ocupado en otro lugar y no hay porqué tratar de ellos en este libro. Esta falta de mundología hace que los habitantes de esta población cometan no pocas pifias en el orden social que estropea su naturalmente agradable trato. Desagradables pruebas de eso mismo son los dos hechos siguientes: Cuando el año 1915, recién ordenado de presbítero, y siendo la primera temporada que pasaba en el Puerto sin mi madre del alma (q.e.p.d.) por haber fallecido el 7 de Enero del mismo año, necesitaba como nunca compañía que me distrajera y me acompañase en mi triste soledad, la persona más llamada á la sazón, siquiera tiene tan solo por cristiana caridad, á distraerme y acompañarme, se sintió más susceptible que nunca, y por un injustificado motivo se enfadó conmigo y se (...) muy bien de cumplir conmigo esas funciones, que entonces resultaban caritativas, á pesar de que es bien sabido en el Puerto que sé corresponder con creces. Cuando los años 1921 y 1922 los disgustos con una ingrata, aunque muy querida persona, me obligaron á romper con ella (si bien esos rompimientos temporales y breves) varios señores del Puerto (...)

Fotografía 244: Vista general desde el hotel. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6,3 x 10,8 cm.
Fotografía 245: Jardines del hotel del director de la Compa. Metalúrgica. 1918. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 5,9 x 10,5 cm.
Fotografía 246: El Rigüete. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,3 x 10,6 cm.

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...inferiores, si estos deben ser padres en los que les mandan, también estos deben tratar á sus inferiores, mutatis mutandi, como á hijos. Muchísimo se podía hablar aquí sobre este asunto, pero desisto de ello y me limito á lo apuntado, por la prudencia á que me refería antes y porque no quiero herir susceptibilidades, y huyo de lo que puede estimarse como personalizar. Solo diré que ocurren casos monstruosos, sobre todo todo traducidos en las venganzas más ruines; y termino esta materia citando de nuevo el conocido apotegma de tan enorme aplicación en este Puerto: "No sirvas á quien sirvió, ni pidas á quien pidió", y recordando este otro no menos exacto::: "No hay tiranía más baja, odiosa y cruel que la tiranía de los subalternos".

Reina en estos habitantes una apatía y pasividad rayanas en lo inconcebible; bien lo demuestra cuanto llevo escrito. Se traduce en la mala educación de los hijos, y en la falta de energía de los padres. Se patentiza de mil maneras lo mismo en ricos que en pobres; en la falta de compañerismo; en la indiferencia ante la explotación, ante la mala administración, y hasta en la carencia de policía urbana en todos los órdenes que no se debían tolerar nunca, aunque solo fuera por dignidad y virilidad. Hasta se nota esta apatía en contra de los mismos intereses creados. ¿Cuántas deudas se podrían cobrar, y no se cobran, por falta de energía? Hasta en el cobro de los alquileres de las casas, que podían y debían hacerse efectivos justamente, pero que no se hacen, se nota este enervamiento de la voluntad, propio de musulmanes del Sáhara. Igualmente se nota esta indiferencia tan dañina en la esfera pública. Es indudable que el Puerto debiera tener Ayuntamiento y ser cabeza de municipio, puesto que para ello tiene sobrada vida propia; pero no importa, se resigna á ser tan solo un barrio de Mazarrón, aun recomiendo que caminando así á rastras nunca será nada de lo que con activi-

Fotografía 320: La bahía desde la playa. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6 x 8,4 cm.
Fotografía 321: La playa. 1922. Firmado a mano por F. Masrtín Ayllón. Tamaño: 6,2 x 10,8 cm.
Fotografía 322: La bahía desde la playa. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6 x 10,4 cm.
Fotografía 323: En la playa. 1922. Firmado a mano por F. Ríos. Tamaño: 3,6 x 6,2 cm.
Fotografía 324: En la playa. 1920. Firmado a mano por F. Cervantes. Tamaño: 5,8 x 9,5 cm.

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con una criadita de 14 años, llamada Josefa, con la que yo jugaba mucho.

El resto de la temporada en el Puerto, recuerdo haberlo pasado muy bien; me bañé mucho, jugaba con los hijos de Marta, con otros chicos, llamados Guillermo, José, Blas, etc, y con los de Cano y Albacete. El 21 de Agosto estuve á bordo del nuevo falucho SAN JUAN con Bartolo Oliva, que lo manda y del vapor inglés GLUTHA; y el 6 de Septiembre con el cabo de Mar Manuel Meca (que sigue entreteniéndome mucho) visité los vapores ingleses CLOAMIN é ISIS (este último llamado de apodo picudo, que viene todos los meses de NewCastle con carbón para la fábrica de fundición desde hace dos años). Cada vez estaba más entusiasmado con la vida y gente de mar (aunque mamá sigue oponiéndose á que sea marino), así que al marcharme del Puerto, me fui llorando, y lo mismo el año pasado. Estaba cerca de los 13 años. Seguía siendo ayudante Don Martín Mulet y torrero Gil; pero el párroco Don Juan Antonio Yúfera murió el 10 de Agosto. El 16 de Septiembre y después de estar un día en Mazarrón en casa de las tías Bernarda y Sissy, regresamos á Murcia mamá, tía Adela, las criadas Josefa, Paca y yo, después de una temporada de 2 meses y medio, que hubiera sido muy buena, sin el doloroso incidente de la muerte de mi tío Agustín.

Habiéndose declarado el cólera en Murcia, volvimos á salir para el Puerto mamá, tía Adela y yo con las criadas Concha y Dolores el 23 de Octubre, por Totana, resultando una vida de otoño muy agradable. El 1 de noviembre , y huyendo también del cólera, vinieron invitados por mamá y tía Adela, al Puerto...

Fotografía 401: Altar mayor de la Iglesia. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 9 x 5 cm.
Fotografía 402: La Iglesia adornada para la función de los marinos. 1917. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 9,4 x 6,1 cm.
Fotografía 403: Altar del Cristo de la Misericordia de la Excelentísima e Ilustrísima Señorita Generala de Soroa. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6,3 x 10,4 cm.
Fotografía 404: La Iglesia adornada para la función de los marinos. 1917. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 10,8 x 6 cm.
Fotografía 405: Altar de Santa Rita. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 10,7 x 6,1 cm.

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nuestros amigos Don Eugenio Clemente de Olalla, catedrático de Matemáticas del Instituto de Murcia (pero no fue profesor mío) y su esposa Doña Rosa Romeo Rodrigo con su criada Vicenta. Aunque se sentía bastante el frío, y por consiguiente, estaba más tiempo en casa que en el verano, se pasó muy bien esta segunda temporada. Se daban paseos por la mañana y después de comer, me daba clase de Geometría Don Eugenio y antes de cenar nos leía este señor obras dramáticas de la biblioteca de casa, ó jugábamos á la lotería. El nuevo párroco del Puerto Don Diego Martínez Carlos, persona agradabilísima, nos visitaba mucho y me regaló un borrego, también nos visitaba mucho el ayudante Sr. Mulet, siempre respetuoso y agradecido. Venían con frecuencia á comer mis tías Bernarda y Sissy, y nosotros fuimos algunos días á verlas a Mazarrón. Me entretenía yo con los chicos del verano, y entonces cumplí los 13 años, dándomelas ya de hombre; y por cierto que en esta temporada perdí por completo la inocencia, desgracia irreparable, y haciendo yo todas las granujerías y pillerías propias de la edad, tan próxima a la pubertad. Habiendo terminado el cólera, regresamos por Totana á Murcia el 3 de Diciembre, mamá, tía Adela, los señores de Clemente y yo con las criadas Concha, Dolores y Vicenta, habiendo pasado muy bien esta segunda temporada, de mes y medio en el Puerto.

x 10. Año 1891. x

El día 9 de Julio salimos por Totana de Murcia para el Puerto mamá, mi prima Fuensanta (de 8 años), yo con la criada Concha; la tía Adela nos esperaba en el Puerto, después de pasar en Mazarrón unos días con las tías Bernarda y Sissy, que pasaron también con nosotros casi todo el verano, con María Ureña, hija de una criada, que jugaba mucho con Fuensanta y conmigo. Sigo la vida de años anteriores, mutatis mutandis, pues ya era completamente púbero (iba a cumplir 14 años) y era un verdadero granujilla (...) por todos estilos, siendo mis compañeros de diversión los mismos...

Fotografía 406: Sacristía. 1917. Firmado a mano por F. Paredes. Tamaño: 8,7 x 6 cm.
Fotografía 407: Vista general desde la torre de la Iglesia. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6,2 x 10,5 cm.
Fotografía 408: Vista general desde la torre de la Iglesia. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 5,8 x 10,7 cm.
Fotografía 409: Vista general desde la torre de la Iglesia. 1917. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6 x 9 cm.

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Concha, María Ureña y Encarnación. Pasé bien la temporada, saliendo á paseo casi siempre solo, y hago la vida de estos últimos años. Mi prima Fuensanta pasa con nosotros una buena parte de la temporada. Sigue el mismo personal, y continúa mi amistad con el párroco García Roldán. Ha vuelto de nuevo destinado al Puerto el buenísimo torrero Don Juan Gil, que también se ha hecho muy amigo del párroco. Se celebró una solemne función religiosa el día de San Agustín en acción de gracias por los exámenes. Voy mucho al faro, y me bañé bastante. No ocurrió nada notable en la temporada. Tengo cerca de 19 años. el 3 de Septiembre salimos del Puerto para Murcia en coche directo, por Totana con los mismos que fuimos, para Murcia (...) bien, aunque sin ninguna cosa de particular.

x 16. Año 1897. x

Disgustado por haber sido suspendido en Procedimientos Jurídicos y en Derecho Internacional Público y haberme dejado voluntariamente para Septiembre el Derecho Mercantil (pues en Madrid pasé un año muy tormentoso y , por consiguiente, no estudié una palabra), todo lo cual es causa de que tenga que estudiar mucho en la temporada de verano, siendo la primera vez que he tenido fracasos en mis estudios, salimos el 5 de Julio, en coche directo por Totana, de Murcia para el Puerto mamá, tía Adela, tía Sissy y yo, con los criados concha, María Ureña y Antonio. La nota distintiva de este verano que hace la temporada menos agradable que de costumbre es tener que estudiar mucho por las razones expuestas; á pesar de lo que cual lo pasé bien y me divertí, dándome 24 baños, y disfrutando de los festejos que hubo hacia el 15 de Agosto. Mi prima María pasó con nosotros unos días. Los días 27 de Julio y 2 de Agosto me embarqué con el sacerdote Don Alfonso Zamora (que debía grandes favores a mi padre) en su bote á la vela por la bahía. El 4 de Agosto tuve yo una fuerte calentura gástrica.

Fotografía 432: Salón de la casa del autor. 1917. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6 x 6,9 cm.
Fotografía 433: Despacho de la casa del autor. 1917. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 10,8 x 6,5 cm.
Fotografía 434: En el despacho de la casa del autor. Firmado a mano por F. Paredes. Tamaño: 5,9 x 10,5 cm.
Fotografía 435: Despacho de la casa del autor. 1922. Firmado a mano por F. Baena. Tamaño: 8 x 11,4 cm.

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