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Descripción archivística
De Soroa Juan, Agustín Con objetos digitales
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después á ir á casa como antes; por más que le pregunté, no pude averiguar la causa de su inexplicable y temporal retirada. Una prueba palmaria de este modo de ser, es el hecho siguiente: Al siguiente día de llegar yo al Puerto el año 1920 interrogué en conciencia á un natural del Puerto constituido en anterioridad sobre un chico, á quien estaba yo á tiempo de admitir ó de rechazar, pidiéndole por favor la mayor sinceridad en un informe, y me contestó haciéndome los mayores elogios de tal chico y diciéndome que le constaba lo bueno que era y lo mucho que me quería de modo que en vista de tal informe abrí mis brazos y mi casa al supradicho chico. Poco tiempo después, como otra persona, también notable, me hablase en contra de dicho jóven (sic), le dije yo: «—Pues Don Zutano, íntimo amigo de V. me ha hecho grandes elogios de este muchacho al pedirle yo informes en conciencia sobre él, y precisamente en vista de estos informes lo he admitido en casa». Y á esto me contestó mi interlocutor, que al censurar á su amigo por sus buenos informes, le dijo este "que ya sabía él que tal chico tenía cualidades malas, pero que por agradarme y darme gusto me había hecho tan grandes elogios". Repito que tampoco esto necesita comentarios, se hacen solos. Ligada con esta falsedad y dobles ambientes está la tendencia á mentir tan arraigada en esta población, en tales términos que á muchas personas parece que les cuesta más trabajo decir la verdad que la mentira. Con ello se desacreditan ante las personas serias y pasan por el bochorno de verse descubiertas con gran frecuencia en sus embusterías, lo que da lugar á muchos disgustos, aunque generalmente no se avergüenzan ni ruborizan los descubiertos embusteros, debido á su falta de dignidad. Se miente lo mismo en lo importante que en lo baladí. Así se explica que, dada esta falta de sin...

Fotografía 292: Vista desde la Muralla. 1918. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 5,8 x 10,6 cm.
Fotografía 293: Vista desde la Muralla.1918. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,3 x 6,5 cm.
Fotografía 294: En la Muralla. 1921. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 5,6 x 8,2 cm.
Fotografía 295: Vista de la Muralla y cuartel de Carabineros. 1918. Firmado a mano por F. Soroa. 5,7 x 10,6 cm.
Fotografía 296: Vista desde la caseta de los prácticos. 1917. Firmado a mano por F. Soroa. 6,3 x 8,8 cm.

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Además les miman con exceso, les complacen en todo lo que pueden, haciéndoles ineptos para la lucha de la vida, les visten primorosamente, aun con una indumentaria que no corresponde a su clase, sin ver el ridículo efecto que produce, por ejemplo, ver a una chica, hija de un trabajador, vestida con traje de seda, y acompañada por sus padres, que calzan alpargatas, sin medias ni calcetines y con trajes remendados muchas veces, perdiendo por completo así la fuerza moral. Solo son rígidos y severísimos en el uso del tabaco, y consideran la mayor falta de respeto que sus hijos ante ellos hasta edades ya de muy entrada virilidad; lo cual es otro convencionalismo que suele extenderse aun a sobrinos y nietos. Conozco a un sacerdote, natural de este Puerto, que tiene además 46 años, y aun no fuma delante de su padre, esta falta de energía e ignorancia de los más elementales deberes paternales se traducen, unido a la indiferencia religiosa, en una completa pérdida del respeto que todo hijo debe a los autores de su vida, que acaba por avergonzar a estos. Un caso auténtico lo ha de demostrar: Ya era grandecito un muchacho del Puerto, y como, estando en una tienda de Cartagena con su madre, esta se negase a comprarle un juguete, el chico la insultó con la frase que pronuncian apenas empiezan a balbucear: «—¡Hija de puta!» y como la madre, sofocada ante la dependencia del comercio aquel, contestare, disimulando, a su hijo: «—Ya se lo diré a tu madre cuando vayamos a casa», el chico la replicó indolentemente: «—¡Pero si eres tú mi madre!». También se dan casos de hijos que maltratan y pegan a sus padres. Tristísimas consecuencias que tocan estos, cuando ya es tarde y no hay remedio, de la pésima educación que han dado a sus hijos. Verdaderamente que los padres estos no saben ser padres.

Otra prueba ordinaria y corriente de (...)

Otra prueba ordinaria y corriente de esto, y que a la vez manifiesta una absoluta carencia del más elemental sentido moral. Como reminiscencia moruna, común en estas provincias, es cosa corriente que los novios saquen a sus novias de las casas paternas, y después de deshonrarlas (si ya no lo están) se casen con ellos. Esta costumbre es práctica corriente en este Puerto, y aquí la llevan a cabo hasta chicos de 16 años, más veces por petulancia, otras por excitación libidinosa de la novia, muchísimas por la intervención y espíritu propenetil (sic) de viejas corrompidas, no pocas por el inventivo del mal ejemplo y rarísima vez con la atenuante del amor. Pero lo extrañamente peculiar de esta población, lo inmoral, lo repugnante es que los novios conducen a las novia a las mismas casas de ellos, y los padres del chico, en vez de devolver a la muchacha a su casa paterna, (...) no se arregla todo lo necesario para el casamiento, al contrario, admiten a la pareja, que allí mismo, en la casa y familia natal del novio, viven en público amancebamiento, a la vista y en convivencia con los padres de él, que hasta les preparan lecho para su concubinaria pernoctación, acreditando así su falta de sentido moral y acabando (...)

Fotografía 195: Punta de la Cebada y Junta de las Mares. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,1 x 10,1 cm.
Fotografía 196: Inmediaciones de la punta Cebada. 1918. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 3,4 x 10,8 cm.
Fotografía 197: Punta de la Reya. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6 x 8,2 cm.

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(...) como digo, siendo de edad más o menos provecta, se creen posesores de un incuestionable derecho sobre los cuerpos de las desgraciadas que tienen que servirles, aunque la mayor parte de las veces se prestan ellas con gran gusto al ejercicio de este pretendido derecho; y ya he dicho que ocurre con no poca frecuencia que amos y criados estén ligados entre sí por vínculos de parentesco, por lo mismo que, bien mirado, en el Puerto y fuera de la familia de Gómez, todos sus naturales pertenecen a las clases inferiores, aunque unos sean ricos (muchos de ellos [...] y a veces los hombres también por qué medios) y otros pobres. Realmente que, considerando estas exquisiteces y comparándolas, con otras semejantes, con las costumbres feudales casi se echan de menos estas últimas, por lo menos ejercitas, con todos sus abusos, por verdaderos señores y no por la moderna plebe, más ó menos enriquecida, pero siempre más ridícula y más odiosamente pretenciosa y tirana que la verdadera aristocracia, haciendo recordar la lógica del conocido estribillo con que Ángel Pitón terminaba sus exactísimas coplas subversivas contra el Directorio: «—¡Y para ver tal situación - se armó la gran revolución! / ¿Para esto se ha vertido tanta sangre hace un siglo?». No hemos ganado con la desaparición del feudalismo aristocrático y con la implantación de los principios liberales.

Aunque relativamente paliados y ocultos, es indudable que los vicios homosexuales son cosa muy corriente en este Puerto. Así lo acreditan las más auténticas referencias de los mismos naturales, la multitud de críticas en este sentido (que suponen ser cosa muy frecuente unos actos que tan fácilmente se atribuyen por simples y engañosas apariencias, susceptibles de más benignas y más fundadas interpretaciones) y la propia observación por toda persona que se fije algo en lo que se ve. En el varadero de la playa en los lanchones varados allí no es raro ver desde el anochecer escenas dignas de los tiempos clásicos de Grecia y Roma, pero siempre más repugnantes y más brutales, que hacen temer el fuego de Sodoma. Es digno también de observar, como significativo síntoma, cuánto pronunciado alejamiento de los chicos respecto á las muchachas (son muy pocos los que tienen novia, aunque en sus jactancias de lengua se den y se tengan por irresistibles Tenorios), (cumpliéndose una vez más y quedando pebrada aquí la exactitud del conocido apotegma: «Dime de qué presumes y te diré lo que no tienes»), y el manifiesto desprecio que las chicas, que no son por cierto, en general, modelo de pudor, sienten hacia los muchachos en este sentido. También es de notar que es cosa corriente y usual costumbre acariciarse unos y otros tocándose hasta sus órganos genitales; y en pleno mar en la época de baños se advierten entre jóvenes rozamientos que si son broma, son bromas muy sospechosas de pésimo gusto las barracas [...] cuantos [...]

Fotografía 217: Monte Gitano y carretera de Mazarrón. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6,1 x 8 cm.
Fotografía 218: Torre vieja o del Gitano. 1918. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,2 x 10,9 cm.
Fotografía 219: Afueras septentrionales de la población. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6,3 x 10,4 cm.

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-mada por peñascos entre los acantilados del faro y los peñascos llamados de Canuto (que limitan al N.O. la cala) y un elevado murallón impracticable, llamado por nosotros murallón Cervantes al O., que corresponde á la región de las Lágrimas tontas y peñasco Intermedio, y cerrando al S. la cala el peñasco de los Aviones; inmediata á la rampa de descenso hay una piedra, que llamamos Solio Sacerdotal, que ofrece un cómodo asiento; y á los derrumbaderos de rocas vecinos á este (muchas de ellas en el mar) los designamos con la denominación de peñascos Yúfera. Se encuentran en esta cala muchos guijarros muy bonitos, y su minúscula playa suele ser utilizada para baño por las familias de los torreros. Preciosa y melancólica es la cala del Moto Santo, que convida á la meditación y al recogimiento; y preciosa en su perspectiva también en lontenanza. Existe en ella una cueva grande, a la que penetra el mar, pero es completamente impracticable desde tierra. Inútil decir que es esta cala uno de mis sitios predilectos de paseo, y nadie más la frecuenta.

Todo el resto del monte entre cala y cala, y hasta bien entrado en la bahía, está casi completamente acantilado, siendo de imposible ó dificilísimo acceso, y siendo muy profundas las aguas que lo bañan. Se llama tajo de la Garda al cantil que forma la punta del Faro bajo este, impracticable y rodeado de peñascos, donde, como en todos...

Fotografía 31: Camino de las bóvedas. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,4 x 10,7 cm.
Fotografía 32: Junto al Peñasco del Melón. 1920. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 5,2 x 10,8 cm.
Fotografía 33: Peñasco del Melón. 1918. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,4 x 10,1 cm.
Fotografía 34: Peñasco del Melón. 1920. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 5,6 x 9,1 cm.
Fotografía 35: Peñasco del Melón. 1920. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6 x 10,4 cm.

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-plosivas ó cargamento sucio. En esta playa hay un pozo en su parte occidental, y toda ella está rodeada por el murallón, por cuya altura se va internando cada vez más la carretera de Cartagena, que ya abandona la costa. Sobre el murallón y en la carretera está el merendero de Navarro, muy frecuentado por la gente jaranera (bien escasa, por cierto) del Puerto, y de allí arranca un camino vecinal que conduce a Isla Plana. Esta playa tan recogida es de perspectiva poética, pero nada limpia; y en un nuevo promontorio rocoso con que termina, hay una roca baja arcillosa de sorprendente delgadez que figura con rara perfección natural un caballo, y es una verdadera curiosidad.

Pasadas unas cuantas rocas (en las que, como en todas las alturas que rodean al Puerto por N. y E. se adivina la formación neptúnica), y entre ellas un gran peñasco alto y delgado á que llamé peñasco de Yuyú, sigue hasta el cabezo ó punta del Mojón la playa, siempre circundada por el murallón, en el cual hay en esta parte una digna de ver caverna con un manantial y donde hay numerosas estalactitas y estalaguitas por efecto de las filtraciones; está esta gruta en el camino de Isla Plana. La playa forma el bol del Mojón, y este es una punta amazacotada, independiente del murallón. En la playa que, bajo este murallón, sigue hacia Levante está establecido el bol del Corral, y desaguan algunas ramblas, que se precipitan desde el murallón. A continuación, y ocupando el centro de la costa de la bahía, está Isla Plana (civilmente pertenece ya al término de Cartagena toda esta parte); es un pequeño islote, frente á una pequeña playa, rodeada por el citado murallón, y que da lugar al bol de Isla Plana. En la parte alta del murallón está el caserío de Isla Plana, bastante poblado, donde son de notar unos baños medicinales (menos frecuentados ahora que antes), una bonita finca de recreo de los comerciantes de Mazarrón señores Clares, y la posada de Juan Clara. De aquí arranca otro camino que va á Cartagena, que se usaba antes de hacerse la carretera y que se llama cuesta de Cedaceros. Es sitio Isla Plana muy agradable para excursiones marítimas, pues por tierra es muy molesto el camino, que va sobre el murallón.

Más al E. de Isla Plana está el bol de la Caleta, que además está habilitado para la carga de vapores. Forma la Caleta una playa, donde hay un muelle y la estación inferior del cable aéreo que se emplea para la carga desde la rica mina ESTIGIA. Esta mina se...

Fotografía 71: El gachero. 1918. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 5,9 x 10,7 cm.
Fotografía 72: Final del gachero. 1919. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6 x 10,8 cm.
Fotografía 73: Cala del Vino. 1919. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6 x 10,8 cm.

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(...) Juan Hernández tiene dos hijos: Eugenio, casado, y Pedro José, soltero, siendo el fundador de la fábrica de esparto de la Reya. Teodoro Delgado es un carpintero retirado que tiene varios hijos, entre ellos el mayor de Don Agustín, sacerdote y actualmente coadjutor de la parroquia de San Antonio de Mazarrón; Teodoro, administrador de Correos en el Puerto; y otro, Pepe, que está encargado del servicio de automóviles de Cartagena al Puerto y Mazarrón, y casado con una muchacha de la localidad, hija de Antonio Méndez.

Don Felipe Munuera, que vive con su madre y hermanos en la calle Alta, es un joven empleado de la Compañía Metalúrgica que pertenece también al cuerpo de Correos. Don Antonio Serrano y Paredes, administrador de Agustín de Soroa, un inteligente maestro de obras que vive en su casa de la Puerta del Sol. Está casado con una hermana del ayudante de Marina Sr. Fernández Ballesta, tiene varias hijas, y es dueño de una pequeña fábrica de cemento en el Salero. Tiene un hermano, Vicente, y varios sobrinos, casi todos maestros de obras, como Ángel, Pedro y Juan, dueño este último y empresario del teatro que por eso se llama con un apellido, Serrano. Otro miembro de esta familia, Ángel, tiene en la calle de Cartagena tienda de comestibles, ferretería, almacén de madera y carpintería, como también funeraria (al igual que Alfonso Hernández Zaplana).

José Ríos y García es un carpintero retirado y hoy poco afortunado negociante. Está casado con una Serrano y tiene tres hijos, viviendo en la buena casa que posee en la calle del Escorial.

Juan Antonio García, casado con Marta Oliva (hija de la nodriza de mi madre) es patrón de cabotaje retirado, y ahora está dedicado a diversos negocios; vive en la calle Alta y tiene varios hijos, entre ellos Bartolomé, práctico de este puerto, y Francisco, empleado de Aduana como escribiente. Es ahora concejal.

Pedro Méndez tiene dos hijos, José y Francisco, ambos comerciantes de ultramarinos y una hija soltera; tienen muy buena y merecida reputación como comerciantes, y José (...)

Fotografía 152: La Isla de Adentro. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6,3 x 10,7 cm.
Fotografía 153: Partido de football detrás del monte de la Arena. 1918. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,2 x 10x7 cm.
Fotografía 154: Monte de la Arena por la parte de tierra. 1921. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,2 x 10,8 cm.

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mar ó reclaman con gran miedo y temor, y solo si les apoya alguna persona cuya influencia les inspira extraordinaria confianza. Se supone á los obreros del puesto la obligación de varar y botar las embarcaciones de carga cuando viene ó se va algún gran vapor, y de calafaterlas y pintarlas de balde, aunque esta tarea les lleve cinco, seis y más días; pero no se les paga nada por estos extraordinarios trabajos por estimar los patrones que este es un medio indispensable y mérito sine qua non para llamar á los operarios al trabajo; y ¡ay de quien se niegue a prestarse á estos forzosos méritos! Verdad es que los tales patronos, han sido antes obreros.

Los jornales, como es natural en este pie, son muy bajos. Cuando hace tres años adquirió una Compañía la propiedad de las salinas, estaba el gerente la cuestión de los jornales, y pretendía pagarlos al tipo corriente y dar un mínimo de 5 pesetas; pues bien, la persona á quien consultaba sobre este, natural del Puerto, protestó con energía digna de mejor empleo, diciendo: «—De ninguna manera: aquí basta pagar á 9 reales el jornal». Y así medió, sin que esto motivara otra cosa que protestas y censuras en la intimidad. Todos los que se consideran superiores por cualquier concepto, se juzgan en posesión del derecho de utilizar, gratis por supuesto, á quienes estiman como inferiores para toda clase de recados y servicios.. que mal se compagina, por otra parte, este servilismo con la soberbia de que tanto alarde se hace cuando menos debe hacerse! Muchísimos casos pudiera citar como autenticas muestras; pero basta con lo dicho para formarse una idea de la especialísima idiosincrasia de esta población; donde además, como he dicho, no se tiene así la más remota idea práctica de ese salvador compañerismo que hace la unión forme la fuerza, sobre todo cuando se tiene tal saturación de razón. Solo añadiré que los marineros tampoco se libran de (...) explotación, y es frecuente que se tarde mucho tiempo en liquidar las cuentas de las flotas, que á lo mejor quedan sin cobrar, porque la contabilidad se lleva como se quiere por los patrones, y los adelantos que la necesidad obliga á pedir á los tripulantes de los bancos á cuenta de su derecho devengador, acaba por hacer imposible el cobro de otros, pues ya digo que estas cuentas se llevan con muy poca escrupulosidad, y siempre en detrimento del humilde; y mientras esto sucede, los patrones gestan, tiran y triunfan con la ridícula prosopopeya que ya indiqué y que es peculiarísima del Puerto, pues no se encuentra en los patrones y pilotos de otras poblaciones marítimas. Inútil es decir que los tales superiores se consideran dueños absolutos de los derechos de ciudadanía de sus subordinados, á los que despiden inhumanamente de sus trabajos si tienen la osadía de votar á persona distinta del candidato mandado; como el año 1919 aconteció con sus...

Fotografía 312: La playa. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6 x 10,4 cm.
Fotografía 313: La playa y el varadero. 1920. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,2 x 10,7 cm.
Fotografía 314: La playa y el varadero. 1918. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,2 x 10,7 cm.

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25 de agosto. En Cartagena nos esperaba el vapor CARMEN, que fué exclusivamente para llevarnos al Puerto; yendo á un bordo el ayudante de Marina de allí Don Marrín Mulet (que era hijo de Don Pablo, protegido también por mi padre y teniente de navío graduado procedente de pilotos), y Bartolo Oliva, este último iba exclusivamente para tener cuidado de mí. Fué la primera vez que me embarqué. En la casa del Puerto estaban también mis tíos Agustín y Matilde y mis primos Eduardo, María y Fuensanta. Recuerdo haberme embarcado una mañana en la Isla con papá, mis primos en un baile típico del país, dado en honor del papá. Me regaló el cuñado de Mulet dos bonitos barcos. Como mi abuela se puso buena, y había en la provincia casos sospechosos de cólera, estuvimos en el Puerto pocos días, y regresamos á Madrid el 1 ó 2 de Septiembre. Seguía siendo torrero Gil y párroco Yúfera.

x 4. Año 1885. x

Tenía ya cumplidos 7 años. Había muerto el 9 de Enero mi papá; y desde Marzo vivíamos en Murcia mamá y yo. Por declararse el cólera en esta ciudad, salimos de allí para Mazarrón en Junio mamá, mi abuela, tía Adela y la criada Catalina; conociendo entonces en Mazarrón á Juan, Octavio y Nicolás Cano, con quienes jugaba mucho, como con sus hermanas Ángela y Remedios, Ceferino y Manuel Albacete, Lola Gómez, Isabel Martínez y María Bonmatí, como á los hijos de nuestro vecino Andrés Muñoz (a) "Malastrazas", con los que también jugaba mucho. Nos fuimos al Puerto los cuatro, y allí estuvimos hasta primeros de Octubre, siendo esta la primera temporada larga pasada en el Puerto, y continuadas anualmente y sin interrupción hasta la fecha. Me bañé por primera vez. Jugaba principalmente con los hijos de Marta Oliva y Juan Antonio García (Bartolo, Fernando, Juan Antonio y Ana María), Paco Lorente (hijo del cabo de mar Cristóbal), un hijo del llamado Diego el Lotero, Concha (la actual esposa de Miguel Caparrós) y las hijas del ayudante de Marina Don Martín Mulet (Catalina, Isabel y Ángela), dicho Sr. Mulet estaba atentísimo con nosotros, ma-

Fotografía 374: Calle de Mazarrón. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6 x 10,6 cm.
Fotografía 375: Llegada del automóvil a Cartagena.1918. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,1 x 10,7 cm.
Fotografía 376: Calle de la Carretera. 1918. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6 x 10,4 cm.
Fotografía 377: Calle Mayor. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 5,7 x 6,2 cm.

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el amo del Puerto, pero también me grangeó la enemistad de varios y las consiguientes crueles críticas, temiendo á lo cual sentía mi tía Adela, y con gran conocimiento del pueblo, que me refiere en líos políticos.

El 2 de julio salimos en coche directo de Murcia por Totana para el Puerto mamá, tía Adela y yo, con los criados Victoriana, Mariana, Carmen y Mariano. Enseguida fué a vernos el dignísimo párroco Sr. Marín y el Chinchorro. Sigue de ayudante el Sr. Gaztambide, con quien sigo mi amistad, yendo muchas mañanas á Capitanía, donde sigue Mulet de escribiente. El cura va á casa por la mañana un día sí y otro no toda la temporada. Fuí diariamente á la Salve de la novena de Nuestra Señora del Carmen. Compro muchas postales que he empezado á hacer del Puerto en telegrafita, así es que voy bastantes mañanas al telégrafo. El Chinchorro, con quien sigo muy encariñado, está siempre conmigo, menos para las comidas; tiene novia, (una Coy), pero no estorba nuestra vida. Salgo después de cenar, con el cura, con Gaztambide, y luego con el Chinchorro, tendiéndonos en la arena á la terminación del paseo. Nuestros paseos terrestres eran la Reya, el faro (donde sigue Luján de torrero), el cabezo de la Arena, la piedra del Molino y el Rihuete; Mariano que ha escarmentado, se porta ya bien, y viene con nosotros á paseo. Nos embarcamos un día sí y otro no el Chinchorro y yo con Juan Peluca y el padre del Lachola, que por encargo de este me presenta a su novia (tachado debajo está escrito "hija"), pues él está navegando. El Tolorete va á casa y se embarca cuando está en el Puerto con nosotros. El cura se embarca varias veces con nosotros, y también Juanillo (hermano del Chinchorro). Fui un día al faro con mamá y otra con el cura á las salinas. Fui con Paco el de Marta y otros chicos á bordo del cañonero VICENTE YAÑEZ PINZÓN. El Chinchorro y yo vamos al kiosco siempre, desde el 25 que lo ponen, antes de cenar á refrescar y jugar al dominó. El 2 de Agosto se lucró con gran solemnidad el Jubileo de la Porciúncula, obtenido por el cura para esta iglesia, y lo lucramos todos, incluso el Chinchorro que hizo su primera confesión y comunión. A expensas de mamá y tía Adela se enlosa y pone un frontal en la capilla de las Ánimas. El 6 se disgustó la cocinera Mariana y se fue siendo reemplazada por una tal Juana, ladrona gitana á quien se echó enseguida, y esta por Paca, que ya había estado en casa hace muchos años como asistenta. Tomo café varias veces á bordo de la LOLA y el CISNE, viniendo algunas veces el cura, con quien estuve también á bordo del vapor SAN ISIDORO. Viene el Lachola desembarcado y se reúne ya diariamente y se baña con el Chinchorro y conmigo. El 30...

Fotografía 488: Barrio de las kábilas desde la explanada de los Tres fumadores. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 5,3 x 10,8 cm.
Fotografía 489: Casa de Juan Collado y chimenea de la Moña. 1918. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 5,9 x 10,5 cm.
Fotografía 490: Casa de Juan Collado. 1921. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6 x 10,7 cm.

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no le incumbe, y que tan fácil es en dar espontáneamente todo género de noticias, se siente inoportunamente discreta y se niega á contestar á quien, en serio y con toda razón y justicia, se dirige a sus conciencias en petición de informes verdaderamente beneficiosos, ó para quien los pide, ó para aquel de quien se piden, ó para algún tercero; entonces todo son reservas, nadie sabe nada de lo que se les pregunta, aun conociendo las justas comas de la interrogación; es inútil contar con la ayuda de nadie en el Puerto para estos informes, aun tratándose de personas que están colocadas en visible candelero por algo precisamente relacionado con aquello que se desea justamente saber, y que será seguramente objeto de nada caritativos comentarios por los mismo a á quienes se interroga y que sin embargo contestan en hipócrita falsedad y prendo diplomática reserva que "no saben nada", estando hartos de saber más de lo debido. Hay personas, precisamente las más enteradas de las razones fundadísimas de estas informaciones en conciencia por las confidencias que con ellas se han tenido que hasta critican y censuran tales preguntas, llegando aun a decir claramente al interrogante que "es gana de meterse en lo que no le importe" por más que no oculte los motivos (que á veces son públicos) de tales interrogaciones. Triste experiencia tengo de esta paradójica cualidad. ¿A qué obedece esto? Puede obedecer en parte á algo de mala intención, y solamente por negarse á complacer, También puede tener por causa tendencia explotadora y algo chantagista (sic) que les lleve á venderse caros y á convertir en materia cotizable la noticia que se les pide, por lo mismo que se manifiesta al hacer la pregunta un justo interés, por más que hasta en sus círculos y tertulias sea del dominio público aquello de que se pide la noticia. Pero para mí, la causa principal de estas inoportunas y falsas reservas está en la general cobardía y pusilanimidad generales y á que se les pueda pedir una explicación,, ó á que alguien tome á mal la verdadera contestación al informe. Y es que esta es la causa principal, lo prueba el empeño que las raras veces que contestan (y jamás, salvo rarísimas excepciones, á todos los puntos solicitados en el informe) tienen en ocultar su nombre, en no dar la cara, y en que bien públicas y bien manidas en sus chismosas conversaciones. Hay veces que la pregunta y desea?; y aun no faltan personas que, refiriéndose á (...) hasta tienen cierto temor á mi costumbre, que conocen, de archivar las cartas que recibo y de anotar las cosas notables y curiosas que suceden en el Puerto ó con gente de allí. Esta...

Fotografía 283: Submarino MONTURIOL. 1918. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,2 x 10,5 cm.
Fotografía 284: Torpedero número 4. 1918. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 5,3 x 10,4 cm.
Fotografía 285: La bahía desde el muelle. 1918. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6 x 10,8 cm.

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