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Descripción archivística
F. Díaz Con objetos digitales
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el Puerto. Hubo en Agosto varios festejos, á los que asistí. Me di 17 baños en la temporada. El 3 de Septiembre salimos por Totana en coche directo mamá, tía Adela y yo, con las tres criadas. He pasado muy á gusto esta temporada, de 2 meses. Voy á cumplir 24 años.

x 21. Año 1902. x

El día 7 de Julio salimos de Murcia para el Puerto, por Totana y en coche directo, mamá tía Adela y yo con las criadas Concha, Rosario y Josefa (que ha sustituido á María Ureña, por haberse casado) y el criado Mariano (chico de 15 años, muy honorable y leal, hijo de un labrador de Murcia de la tía Adela). El día 9 me embarqué con Mariano, Juan Antonio (el hijo de Marta) y el botero de Miguel. La familia de Juan Antonio García tiene gran empeño en que utilice para mis embarques las lanchas del SAN JUAN y el CISNE, y en efecto, los días 15,17, 19, 21 y 25 me embarco e ellas con Juan Antonio, su hermano Paco, Mariano y Patricio (grumete del CISNE) y algunas veces Ana María y el hijo del patrón del CASIMIRO. Salgo siempre á paseo con Mariano, y voy mucho al faro, encontrando muy enfermo al torrero Sr. Gil. Sigue de párroco Don Juan Antonio Cayuela, y es ayudante de Marina el teniente de navío H. Alesson. La nota típica de esta temporada es haber trabado conocimiento, casi sin saber cómo, con un simpático grumete de 16 años, en tierra entonces, llamado Ramón Vera y Arjona y apodado el Chonchorro; hablándonos por vez primera el 28 de Julio, á propósito de un carro que volcó en la Muralla. Al bañarme (con Mariano siempre) se nos reúne en el agua el Chinchorro y me voy encariñando con él. También entro en relaciones con otro grumete de 13 años, llamado Antonio Barberá y Vera (a) el Blancores?; y el 31 me embarqué con Paco el de Marta y el grumete del JOVEN MIGUEL. José Sánchez Arjona, de 16 años, y muy simpático también, primo hermano del Chinchorro. El 2 de Agosto me embarqué con Mariano y el botero Miguel, lo que toma á mal la familia de Marta. El 6 de Agosto, y estando yo embarcado con Paco el de Marta y el Lachola, llegó de Madrid á pasar un par de días conmigo mi amigo Pepe Angulo y Jiménez (nieto del marqués de Casa Jiménez) y se embarcó enseguida con nosotros. Con Angulo voy al Casino y al paseo, acompañándonos Paco el de Marta, y el 7 de...

Fotografía 453: Vista general desde la casa del autor. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 5,1 x 10,7 cm.
Fotografía 454: Vista general desde la casa del autor. 1918. Firmado a mano por F. Díaz. . Tamaño: 7,1 x 6,3 cm.
Fotografía 455: Vista general desde la casa del autor. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 5,3 x 6,3 cm.
Fotografía 456: Calle de San Vicente. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,1 x 10,7 cm.

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bien conocidas por mí, pasó á vivir á Cartagena con mis bisbauelos Don Agustín Juan y Poveda, ilustre botánico muy concoido por sus estudios en la ciencia de Linneo en la que hizo sabios trabajos, y Doña Catalina Maurandy Psprio de Moscoso, que á su ilustre abolengo unía gran talento y aficiones ventajosas á la Literatura. En Cartagena nació mi abuelo y sus hermanas Doña Bernarda y Doña Cecilia, que murieron solteras y los tres de avanzada edad; trasladándose á Mazarrón á principios del siglo XIX; y casados allí mis dos abuelos maternos, allí nacieron mi tía Adela, mi tío Agustín y mi madre; y aunque viveron de nuevo varios años en Cartagena (donde mi madre se casó), pasaban grandes y frecuentes temporadas en Mazarrón y en el Puerto; y sobre todo, el año 1867 trasladaron definitivamente su residencia á Mazarrón hasta el 1888, en que, muerta mi abuela, se fué á vivir mi tía Adela á Murcia con mi madre y conmigo, que á la sazón morábamos allí, pero continuando siempre (y hasta la fecha por mí) las temporadas veraniegas en el Puerto en la hermosísima casa que allí se poseía, y que es hoy de mi propiedad por disposición testamentaria de mi tía Adela, que falleció en Murcia el año 1907. Dedicose á la industria mi abuelo Don Agustín, montando fábricas de alún, con éxito desastroso para sus intereses, pues casi todos los perdió, viéndose obligado á vivir con los bienes de la familia de su esposa, pero su caballerosidad, su bondad y su beneficencia no solo le hicieron poder confesar en una célebre quintilla que escribió y que al morir apareció, ignorada por su viuda y por sus hijos, entre sus papeles más confidenciales:

«Has sido noble, leal,
Cariñoso, servicial;
Mas ¡ay, pobre Agustinico!
No has sabido hacerte rico;
¡Eres todo un animal!»

(quintilla que conservo yo en mi archivo), sino que motivaron hacerle queridísimo de los mazarroneros, y siendo varias veces alcalde, y conservándose aun su...

Fotografía 10: Inmediaciones del faro (1920). Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 7,2 x 5,8 cm.
Fotografía 11: Terraza del faro (1919). Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,1x 10,8 cm.
Fotografía 12:Visita de la bahía desde el faro. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6 x 10,4 cm
Fotografía 13: Vista del golfo desde el faro. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6,2 x 4,7 cm.

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recuerdo muy vivo en este pueblo, á pesar de haber muerto el 23 de Mayo de 1883, siendo su entierro una manifestación de duelo tal como no se ha visto ni se ha vuelto á ver en Mazarrón, según dicen los que asistieron á él. Mis tías Bernarda y Cecilia, siguieron habitando su casa de Mazarrón hasta la muerte de la primera, ocurrida el año 1891, en cuya fecha se fué mi tía Cecilia á Murcia á vivir con mi tía Adela.

Además, mi padre, de ilustre solar vargongado?, nació en Cartagena, y fué diputado á Cortes por esta ciudad y senador por la provincia de Murcia, habiendo además desempeñado en dos ocasiones la Comandancia General del arsenal de Cartagena, siendo muy grande su influencia política en y sobre Mazarrón; y solo á su muerte, acaecida el año 1885, fué cuando brotó en el Puerto la hegemonía de la Compañía Metalúrgica, de que luego hablaremos. Fueron muchos los favores que hizo por esta comarca y por sus habitantes, como bien se recuerda todavía.

He hecho todo este historial para hacer er mi arraigo en el Puerto, y que, si bien no soy natural de este, tampoco soy un extraño, y por tanto, poseo elementos para hacer mi juicio crítico de esta población, en la que, sumando todas las temporadas que en ella he residido hasta la fecha (31 de Octubre de 1922) he vivido más 10 años, días más ó menos. Y teniendo además presente que he alternado y tratado en el Puerto siempre y por igual á ricos que á pobres, á las personas más distinguidas de la localidad que á las de clase inferior; y más aún habiendo sido en mi niñez y juventud mis compañeros de juegos y aventuras con preferencia chicos de las clases inferiores (por multitud de circunstancias, entre ellas tal vez la fundamental, la intransigencia hierática con que mi familia ha mantenido siempre en este pueblo el principio aristocrático puro contra los elementos levantados de la nada, nuevos ricos, que decimos ahora, y que daba preferencia al pobre sobre esa clase media pretenciosa, que es la que domina hoy en el Puerto), resultando por esto que conozco al dedillo, dentro de lo humano, la manera de ser y la idiosincrasia particular de este pequeño mundo; y por eso creo pertinente y curioso hacer este estudio, con la posible frialdad é imparcialidad, y juzgando con el conocimiento de causa que se desprende del historial anteriormente expuesto; y siempre teniendo presente que mi cariño hacia este Puerto, donde no he nacido, pero que considero como mi verdadera patria chica, es grande, muy...

Fotografía 14: Vista desde la terraza del faro. 1922. Firmada a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,1 x 10,8 cm.
Fotografía 15: Vista del monte desde el faro. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,2 x 10,2 cm.
Fotografía 16: El monte desde el faro. Firmada a mano por F. Díaz. Tamaño: 7,5 x 5,8 cm.

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(...) Juan Hernández tiene dos hijos: Eugenio, casado, y Pedro José, soltero, siendo el fundador de la fábrica de esparto de la Reya. Teodoro Delgado es un carpintero retirado que tiene varios hijos, entre ellos el mayor de Don Agustín, sacerdote y actualmente coadjutor de la parroquia de San Antonio de Mazarrón; Teodoro, administrador de Correos en el Puerto; y otro, Pepe, que está encargado del servicio de automóviles de Cartagena al Puerto y Mazarrón, y casado con una muchacha de la localidad, hija de Antonio Méndez.

Don Felipe Munuera, que vive con su madre y hermanos en la calle Alta, es un joven empleado de la Compañía Metalúrgica que pertenece también al cuerpo de Correos. Don Antonio Serrano y Paredes, administrador de Agustín de Soroa, un inteligente maestro de obras que vive en su casa de la Puerta del Sol. Está casado con una hermana del ayudante de Marina Sr. Fernández Ballesta, tiene varias hijas, y es dueño de una pequeña fábrica de cemento en el Salero. Tiene un hermano, Vicente, y varios sobrinos, casi todos maestros de obras, como Ángel, Pedro y Juan, dueño este último y empresario del teatro que por eso se llama con un apellido, Serrano. Otro miembro de esta familia, Ángel, tiene en la calle de Cartagena tienda de comestibles, ferretería, almacén de madera y carpintería, como también funeraria (al igual que Alfonso Hernández Zaplana).

José Ríos y García es un carpintero retirado y hoy poco afortunado negociante. Está casado con una Serrano y tiene tres hijos, viviendo en la buena casa que posee en la calle del Escorial.

Juan Antonio García, casado con Marta Oliva (hija de la nodriza de mi madre) es patrón de cabotaje retirado, y ahora está dedicado a diversos negocios; vive en la calle Alta y tiene varios hijos, entre ellos Bartolomé, práctico de este puerto, y Francisco, empleado de Aduana como escribiente. Es ahora concejal.

Pedro Méndez tiene dos hijos, José y Francisco, ambos comerciantes de ultramarinos y una hija soltera; tienen muy buena y merecida reputación como comerciantes, y José (...)

Fotografía 152: La Isla de Adentro. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6,3 x 10,7 cm.
Fotografía 153: Partido de football detrás del monte de la Arena. 1918. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,2 x 10x7 cm.
Fotografía 154: Monte de la Arena por la parte de tierra. 1921. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,2 x 10,8 cm.

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(...) como digo, siendo de edad más o menos provecta, se creen posesores de un incuestionable derecho sobre los cuerpos de las desgraciadas que tienen que servirles, aunque la mayor parte de las veces se prestan ellas con gran gusto al ejercicio de este pretendido derecho; y ya he dicho que ocurre con no poca frecuencia que amos y criados estén ligados entre sí por vínculos de parentesco, por lo mismo que, bien mirado, en el Puerto y fuera de la familia de Gómez, todos sus naturales pertenecen a las clases inferiores, aunque unos sean ricos (muchos de ellos [...] y a veces los hombres también por qué medios) y otros pobres. Realmente que, considerando estas exquisiteces y comparándolas, con otras semejantes, con las costumbres feudales casi se echan de menos estas últimas, por lo menos ejercitas, con todos sus abusos, por verdaderos señores y no por la moderna plebe, más ó menos enriquecida, pero siempre más ridícula y más odiosamente pretenciosa y tirana que la verdadera aristocracia, haciendo recordar la lógica del conocido estribillo con que Ángel Pitón terminaba sus exactísimas coplas subversivas contra el Directorio: «—¡Y para ver tal situación - se armó la gran revolución! / ¿Para esto se ha vertido tanta sangre hace un siglo?». No hemos ganado con la desaparición del feudalismo aristocrático y con la implantación de los principios liberales.

Aunque relativamente paliados y ocultos, es indudable que los vicios homosexuales son cosa muy corriente en este Puerto. Así lo acreditan las más auténticas referencias de los mismos naturales, la multitud de críticas en este sentido (que suponen ser cosa muy frecuente unos actos que tan fácilmente se atribuyen por simples y engañosas apariencias, susceptibles de más benignas y más fundadas interpretaciones) y la propia observación por toda persona que se fije algo en lo que se ve. En el varadero de la playa en los lanchones varados allí no es raro ver desde el anochecer escenas dignas de los tiempos clásicos de Grecia y Roma, pero siempre más repugnantes y más brutales, que hacen temer el fuego de Sodoma. Es digno también de observar, como significativo síntoma, cuánto pronunciado alejamiento de los chicos respecto á las muchachas (son muy pocos los que tienen novia, aunque en sus jactancias de lengua se den y se tengan por irresistibles Tenorios), (cumpliéndose una vez más y quedando pebrada aquí la exactitud del conocido apotegma: «Dime de qué presumes y te diré lo que no tienes»), y el manifiesto desprecio que las chicas, que no son por cierto, en general, modelo de pudor, sienten hacia los muchachos en este sentido. También es de notar que es cosa corriente y usual costumbre acariciarse unos y otros tocándose hasta sus órganos genitales; y en pleno mar en la época de baños se advierten entre jóvenes rozamientos que si son broma, son bromas muy sospechosas de pésimo gusto las barracas [...] cuantos [...]

Fotografía 217: Monte Gitano y carretera de Mazarrón. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6,1 x 8 cm.
Fotografía 218: Torre vieja o del Gitano. 1918. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,2 x 10,9 cm.
Fotografía 219: Afueras septentrionales de la población. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6,3 x 10,4 cm.

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distinguen de modo típico y especialísimo los patrones de cabotaje, que en cuando se encargan del mando de un barco de 30 toneladas, se juzgan seres superiores y muy por encima de los demás mortales, y creyéndose obligados á mantener sus casas y familias con un boato que está muy lejos de corresponderles, y que repercute con harta frecuencia, en las deudas que contraen con los marineros de los buques que mandan, que suelen pagar con sus haberes el boato de sus patrones. Una prueba de la soberbia de estas personas es la siguiente: Hace algunos años trataba la junta directiva del Casino que entonces existía en la Muralla de hacer una obra en el edificio, y como alguien indicase la conveniencia de contar con los dueños de la finca (señores Gómez), un socio, patrón por cierto, dijo con gran prosopopeya: «—¿Es que á esos señores hay que escribirles con papel sellado?». Lo que motivó, por cierto, que enterados los dueños y justamente molestados, desahuciaran al Casino, que terminó así, después de muchos años de existencia, naciendo entonces en la playa los actuales casino y Peña. ¡Cuán exactísimamente se demuestra en el Puerto la exactitud del conocido aforismo: «No sirvas á quien sirvió, ni pidas al que pidió»! Y como la envidia es el reverso de la soberbia, se perciben muy bien en el Puerto sus cobardes y vergonzosos efectos de manera extraordinariamente cruel en muchas ocasiones, no retrocediendo ante las más graves calumnias (de todo lo cual me ocuparé extensamente después): siendo el anónimo una de las armas de que se suelen valer los envidiosos.

Pero esta soberbia, que es clásica del Puerto, no empece (sic) que se llegue al servilismo más bajuno cuando se trata de adular á alguien de quien se espera algún favor; no hay bajeza ni complacencia por vergonzosa que sea (y siempre hablando en general) ante la que retrocedan para corregir sus fines; y ya he indicado algo en el curso de este trabajo sobre el particular. Y esta labor indigna suele ser coronada con la más negra ingratitud; una vez obtenido el favor solicitado, y tan bajamente conseguido en muchas ocasiones, se suelen olvidar del beneficio; y si han conseguido de una persona veinte favores, por ejemplo, pero no se obtiene el vigésimo primer favor pedido, no se hacen cargo de que, lógicamente, se hubiera tenido voluntad de concederlo los veinte anteriores, sino que resulta esto como una raya en el agua, es decir, sin dejar huella, borrados y no agradecidos; á veces, ni siquiera se saluda al bienhechor, otras se ocultan y disimulan los beneficios para excusarse de manifiesto agradecimiento ante la gente (que no por eso suele (...) el beneficio); y aun se le calumnia y lo mismo sucede cuando se cree que...

Fotografía 241: Jardines del hotel del director de la Compañía Metalúrgica. 1917. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 5,9 x 10,7 cm.
Fotografía 242: Monte del Hotel y casa de Monche. 1922.Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,3 x 10x7 cm.
Fotografía 243: Hotel de la Compañía Metalúrgica. 1917. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6 x 10,6 cm.

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(...), lejos de ayudarme con su compañía para que el rompimiento fuese definitivo, estando perfectamente enterados ellos de las cosas y estimando serme convenientísimo el rompimiento, se mantenían retirados, contribuyendo á reconciliaciones que después ellos mismos censuraban agriamente, aunque podían haberlas estorbado de especialidad, y es que á la gente le gusta mucho censurar, pues no quieren prestar ningún género de ayuda en evitación de lo mismo que censuran. Otra prueba del desconocimiento de la mundología es esta: Recibí una carta de un chico, á quien el pasado verano regalé, entre otras cosas, una boquilla de ámbar, en que me dice: «Le agradeceré mucho que me vuelva V. a comprar y me mande otra boquilla como la que me compró en Junio, porque me la pidió mi padre para regalársela á un guardia civil» (hay que tener presente que este chico aspira nada menos que á que me lo traiga á Madrid á mantenerle, vestirle y darle la carrera). Esta carencia de mundología explica que no pueda favorecer á hijos y nietos de ciertas personas, que parece debían tener un especial y presente derecho á mis favores. Y ya que hablaba antes de servilismo concluiré esta materia en la narración del siguiente hecho: el año 1908 me resultaba molestísima la asiduidad de un chico, que deseando mi protección, no me dejaba ni a sol ni a sombra; llegué a negarme á recibirle, y una tarde, estando yo asomado al balcón de mi despacho, llegó él á la puerta, y al decirle el criado, según mis órdenes, que no estaba yo en casa, el individuo en cuestión que me había visto en el balcón, se dirigió a mí desde la plaza, y me dijo: «—Don Agustín, hoy está V. de mal humor, ya volveré cuando V. de bueno». Y en efecto, volvió al día siguiente y los sucesivos como si tal cosa.

En cuanto á diversiones, las ha habido muy cultas en el teatro, tales como varias funciones teatrales, unas representadas por profesionales y otras por aficionados de la localidad, pero estas últimas, así como un bonito certamen literario el año 1919 con aparato de juegos florales, y una velada á propósito de la Previsión Escolar el 1921, suelen ser organizadas por elementos extraños, aunque avecindados en el Puerto. También el pasado verano se obsequió mucho á la colonia escolar de niñas de Murcia que pasó un mes en esta playa, siendo recibida con enorme concurrencia é improcedente entusiasmo, nada espontáneo sino á excitación y por iniciativa de la Comisión que se encargó del cuidado de la colonia, fastidiando bien á las niñas, que no disfrutaron de la antonimia y libertad que edad y delicado estado de salud requerían ni un solo día.

Fotografía 247: Vista general desde El Rihuete. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6,1 x 10,8 cm.
Fotografía 248:El Rigüete desde la carretera de Cartagena. 1920. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,2 x 10,5 cm.
Fotografía 249: Vista desde el Rigüete. 1922. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6 x 10,8 cm.

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...las gatas Bagheera y sus hijas Birotea, Koa y Diamela. Parece que se han dulcificado, como debe ser, las relaciones de Delgado conmigo; estamos sin celebrar el Santo Sacrificio desde el 18 de Julio. Mucho siento? que se haya ausentado el matrimonio Campillo, notable por su agrado y gratitud, á quien visitaba en su casa en el campo hacia el Camino de Balsicas, y ella me obsequiaba mucho. Se han patentizado ahora dos principales defectos de la gente del Puerto: la cobardía (se sienten capaces de destrozar el mundo.. de boquilla; cuando parece que van á venir dos á las manos, es conocida la frase "Sugetadme, que le mato" y (...) ingratitud (pagando con cocer? los beneficios cuando pueden hacerlo á mansalva y tras las más bajunas (...), y una vez recibido el favor sí obsequio se suele pagar con pedradas.

LAS OBSERVACIONES SOBRE LA GENTE DEL PUERTO. No tengo noticia de que en ninguna parte tan exageradamente desarrollado el parentalismo (sic) como en esta región, en tales términos que parece que los parientes (tíos, primos, sobrinos, etc.) son superiores el resto del prójimo, y en cambio la santa amistad casi desconocida. Parientes (y poco próximos) se creen autorizados á corretear, jure propio, por las habitaciones de las casas de sus familiares, en las que no viven, delante de visitas no parentales, á las que hasta se atreven á hacer los honores, olvidándose de que ellos solo son (por muy parientes que sean) otras visitas en tales casas, puesto que en ellas no viven. Oí hace algunos años decir una individua á una patriota no muy cercana:« —Ayer me trageron equivocadamente una carta para ti; pero yo la abrí y la leí, porque para eso somos familia». Hace pocos meses y de propósito de una función benéfica, oí esta enormidad: «—A Fulanita tienen que abrazarla en escena; pero todo se arregla, porque quien la abraza es un primo suyo, y esto ya le parece bien hasta al novio, porque un primo abrazando á una prima no tiene nada de particular». Y también presencié hace algún tiempo que, en broma, un jóven tocaba los órganos pudendos á un primo suyo, y al llamarles yo la atención me contestaron: «—¿Y porqué no hemos de tocarnos lo que queramos, si somos primos?». Tal vez explique este modo de ver las cosas la frase de un padre de aquí: «—¿No es una lástima que un padre no pueda disfrutar de su hija?». Los veranos se ven diarias tertulias en las puertas de las casas de aquí, pero formadas exclusivamente de parientes; lo que aleja á quienes no lo son. Hay aquí quien sostiene que objetos que en absoluto sirven para nada á sus dueños (ni siquiera como recuerdos cariñosos de fallecidos, puesto que tampoco los (...) ser solicitados por quienes los necesitan, pues "se quer- (...) conservar como recuerdo de su padre". Este parenta... hipócrita y exagerado, que tanto (...) á los educa-... en el pie natural, no impide que haya, á pesar de ello, (...) y encarnadas rencillas en las familias; pero no quieren comprender aquí que la amistad, muy superior al parentesco, es perfectamente compatible con él,... que el título de amigo está muy por encima del de simple pariente.

Es también muy de notar la inexperiencia social de esta población, que lleva á cometer enormes groserías á quienes presumen de bien educados. Hace tres años, al notificarme su boda el natural de aquí tal vez más fino y seguramente el más ilustrado, y unido conmigo con bastante trato, me brindé yo á casarle, creyendo lógicamente que con esto le obsequiaba; y, con gran asombro mío, me contestó que "no podía ser, porque habiendo trabajado el cura en hacer el expediente matrimonial, no era justo privarle de hacer la boda" cuando esta persona tiene obligación de saber por su carrera que yo no había de cobrar nada por la boda, y que, según su dicho, solo los párrocos habían de casar. Hace pocos años bauticé á un niño, y después le presenté á la imágen de la Purísima; pues bien, esta presentación extrañó y se criticó por familiares del bautizado (de la créme del Puerto). Al ir á dar un pésame, me enteré de que era la hora en que rezaban el rosario del duelo; me ofrecí á dirigirlo yo, y no me aceptó la proposición porque tenía que dirigirlo un jóven de aquí, de conducta por cierto (...) tormentosa. En casas bastantes distinguidas no se da á los...

Fotografía 885: María Paredes y el autor en 1918. Figura escrito a mano el autor de la fotografía: F. Díaz. Tamaño: 3 x 5,7 cm.
Fotografía 886: El autor en 1924. Figura escrito a mano el autor de la fotografía: F. Díaz. Tamaño: 7 x 5,6 cm. Fotografía recortada de forma irregular.

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