Mostrando 48 resultados

Descripción archivística
F. Díaz Con objetos digitales
Imprimir vista previa Ver :

70

(...) como digo, siendo de edad más o menos provecta, se creen posesores de un incuestionable derecho sobre los cuerpos de las desgraciadas que tienen que servirles, aunque la mayor parte de las veces se prestan ellas con gran gusto al ejercicio de este pretendido derecho; y ya he dicho que ocurre con no poca frecuencia que amos y criados estén ligados entre sí por vínculos de parentesco, por lo mismo que, bien mirado, en el Puerto y fuera de la familia de Gómez, todos sus naturales pertenecen a las clases inferiores, aunque unos sean ricos (muchos de ellos [...] y a veces los hombres también por qué medios) y otros pobres. Realmente que, considerando estas exquisiteces y comparándolas, con otras semejantes, con las costumbres feudales casi se echan de menos estas últimas, por lo menos ejercitas, con todos sus abusos, por verdaderos señores y no por la moderna plebe, más ó menos enriquecida, pero siempre más ridícula y más odiosamente pretenciosa y tirana que la verdadera aristocracia, haciendo recordar la lógica del conocido estribillo con que Ángel Pitón terminaba sus exactísimas coplas subversivas contra el Directorio: «—¡Y para ver tal situación - se armó la gran revolución! / ¿Para esto se ha vertido tanta sangre hace un siglo?». No hemos ganado con la desaparición del feudalismo aristocrático y con la implantación de los principios liberales.

Aunque relativamente paliados y ocultos, es indudable que los vicios homosexuales son cosa muy corriente en este Puerto. Así lo acreditan las más auténticas referencias de los mismos naturales, la multitud de críticas en este sentido (que suponen ser cosa muy frecuente unos actos que tan fácilmente se atribuyen por simples y engañosas apariencias, susceptibles de más benignas y más fundadas interpretaciones) y la propia observación por toda persona que se fije algo en lo que se ve. En el varadero de la playa en los lanchones varados allí no es raro ver desde el anochecer escenas dignas de los tiempos clásicos de Grecia y Roma, pero siempre más repugnantes y más brutales, que hacen temer el fuego de Sodoma. Es digno también de observar, como significativo síntoma, cuánto pronunciado alejamiento de los chicos respecto á las muchachas (son muy pocos los que tienen novia, aunque en sus jactancias de lengua se den y se tengan por irresistibles Tenorios), (cumpliéndose una vez más y quedando pebrada aquí la exactitud del conocido apotegma: «Dime de qué presumes y te diré lo que no tienes»), y el manifiesto desprecio que las chicas, que no son por cierto, en general, modelo de pudor, sienten hacia los muchachos en este sentido. También es de notar que es cosa corriente y usual costumbre acariciarse unos y otros tocándose hasta sus órganos genitales; y en pleno mar en la época de baños se advierten entre jóvenes rozamientos que si son broma, son bromas muy sospechosas de pésimo gusto las barracas [...] cuantos [...]

Fotografía 217: Monte Gitano y carretera de Mazarrón. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6,1 x 8 cm.
Fotografía 218: Torre vieja o del Gitano. 1918. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,2 x 10,9 cm.
Fotografía 219: Afueras septentrionales de la población. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6,3 x 10,4 cm.

77

de bailar con las chicas. Cuando no tienen con qué distraerse, se dedican también (cosa nada laudable) á tomar el pelo á quien creen en condicíones de ello (y con la misma patosidad y poca gracia propia de toda esta privuncua, en que tanta afición hay a burlarse del prójimo); dígalo sino el zapatero e indiscutible poeta Manuel Lobo, objeto injustificadísimo de sangrientas rechiflas por parte de personas que aunque otra cosa se crean le son muy inferiores en nivel intelectual y son completamente incapaces, no digo ya de hacer sino de apreciar sus poemas, que los tiene verdaderamente buenos (y gracias á que yo en estos últimos años me he encargado de dignificarle ante sus burlones vecinos, pues ven que yo me lo tomo en serio). También toman como monigotes con frecuenta á infelices tontos á idiotas (y lo que es aun peor, como desahogo de su libídine por algunas mujeres y hombres, simuladamente viciosos). Hay en cambio personas de edad madura que, por el contrario, extreman la nota de seriedad y creen gravísima falta hasta reírse, lo que le hace resultar casi ridículos con esa gravedad del burro tan afectada y poco natural, que ellos creen, en su ignorancia de mundo é inexperiencia de la vida social, que les da gran importancia, por creerse ellos que esa gravedad viste mucho.

No se puede negar que hay una enorme dosis de soberbia en estos vecinos, y algunos alardean de ella, aunque no tengan el menor motivo para apoyarla. ¡Qué raro que alguien del Puerto pida perdón, implícita ó explícitamente, por claros y paladinos que sean los motivos que para pedirlo tenga, y aunque este acto de justicia y de humildad (que lejos de rebajar como creen los soberbios, enaltece siempre) reporte indiscutible utilidad cuando hace referencia á insigne bienhechor! Me parece también digna de citar una copla que, accidentalmente y en una carta amistosa de una persona de las más intelectuales y cultas de este pueblo me copiaba en una carta, como reflejo de su propia manera de sentir; y que meses después (el 31 de Julio del pasado verano) tuve ocasión de convencerme de que era la expresión de los sentimientos de toda aquella familia. La copla aludida es esta:

«Si te vas, vete con Dios,
Que yo por amor no lucho;
Que si tú te ríes? en mucho,
En mucho me tengo yo».

Copla que, como se ve, es un verdadero himno á la más satánica soberbia. Son, por consiguiente, vanidosos hasta lo sumo; y bien lo prueban en el lujo con que procuran vestir y vivir, y las grandes pretensiones que tienen. En esta vanidad y soberbia se (...)

Fotografía 238: Jardines del hotel del director de la Compañía Metalúrgica. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6,1x 10,8 cm.
Fotografía 239: Jardines del hotel del director de la Compañía Metalúrgica. 1917. .Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 5,8 x 10,4 cm.
Fotografía 240: Jardines del hotel del director de la Compañía Metalúrgica. 1918. Firmado a mano por F. Dáiz. Tamaño: 6,2 x 10,5 cm.

78

distinguen de modo típico y especialísimo los patrones de cabotaje, que en cuando se encargan del mando de un barco de 30 toneladas, se juzgan seres superiores y muy por encima de los demás mortales, y creyéndose obligados á mantener sus casas y familias con un boato que está muy lejos de corresponderles, y que repercute con harta frecuencia, en las deudas que contraen con los marineros de los buques que mandan, que suelen pagar con sus haberes el boato de sus patrones. Una prueba de la soberbia de estas personas es la siguiente: Hace algunos años trataba la junta directiva del Casino que entonces existía en la Muralla de hacer una obra en el edificio, y como alguien indicase la conveniencia de contar con los dueños de la finca (señores Gómez), un socio, patrón por cierto, dijo con gran prosopopeya: «—¿Es que á esos señores hay que escribirles con papel sellado?». Lo que motivó, por cierto, que enterados los dueños y justamente molestados, desahuciaran al Casino, que terminó así, después de muchos años de existencia, naciendo entonces en la playa los actuales casino y Peña. ¡Cuán exactísimamente se demuestra en el Puerto la exactitud del conocido aforismo: «No sirvas á quien sirvió, ni pidas al que pidió»! Y como la envidia es el reverso de la soberbia, se perciben muy bien en el Puerto sus cobardes y vergonzosos efectos de manera extraordinariamente cruel en muchas ocasiones, no retrocediendo ante las más graves calumnias (de todo lo cual me ocuparé extensamente después): siendo el anónimo una de las armas de que se suelen valer los envidiosos.

Pero esta soberbia, que es clásica del Puerto, no empece (sic) que se llegue al servilismo más bajuno cuando se trata de adular á alguien de quien se espera algún favor; no hay bajeza ni complacencia por vergonzosa que sea (y siempre hablando en general) ante la que retrocedan para corregir sus fines; y ya he indicado algo en el curso de este trabajo sobre el particular. Y esta labor indigna suele ser coronada con la más negra ingratitud; una vez obtenido el favor solicitado, y tan bajamente conseguido en muchas ocasiones, se suelen olvidar del beneficio; y si han conseguido de una persona veinte favores, por ejemplo, pero no se obtiene el vigésimo primer favor pedido, no se hacen cargo de que, lógicamente, se hubiera tenido voluntad de concederlo los veinte anteriores, sino que resulta esto como una raya en el agua, es decir, sin dejar huella, borrados y no agradecidos; á veces, ni siquiera se saluda al bienhechor, otras se ocultan y disimulan los beneficios para excusarse de manifiesto agradecimiento ante la gente (que no por eso suele (...) el beneficio); y aun se le calumnia y lo mismo sucede cuando se cree que...

Fotografía 241: Jardines del hotel del director de la Compañía Metalúrgica. 1917. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 5,9 x 10,7 cm.
Fotografía 242: Monte del Hotel y casa de Monche. 1922.Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,3 x 10x7 cm.
Fotografía 243: Hotel de la Compañía Metalúrgica. 1917. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6 x 10,6 cm.

79

nada se puede esperar de la persona antes tan adulada, y aun con el mayor servilismo. Persona ha habido en el Puerto que al visitarla yo por primera vez el año 1919, quiso arrodillarse en mi presencia; la segunda vez que el mismo año la visitó, como estuviese cenando é interrumpiese la cena al llegar yo, al animarla para que continuase, me contestó así: «—Don Agustín, ¿qué mejor cena que verle á V. en mi casa?». Hoy esa misma persona á quien colmé (en mi hijo) de motivos de agradecimiento parece ser que me denigra en cuanto puede traidoramente y miente con el mayor descaro para ocultar los obsequios y favores que he hecho a su hijo, á quien tanto trata de alejar de mí, sin ver lo muchísimo que con eso perjudica el porvenir del chico, abusando además del gran cariño que aun profeso á este. ¡El Señor la perdone, como yo la perdono, tanta ingratitud y el daño que hace á mis sentimientos! ¡Funesta ingratitud que sea el manantial de nuevos beneficios, y culpables ingratos, así como el perro del hortelano que ni comía ni dejaba comer, hacen gran daño a mis sentimientos, que ante el temor de nuevas ingratitudes, no obteniendo beneficio que que de otro modo pudieran tal vez obtener por temor a tales precedentes! Todo esto supone un grosero positivismo y una notable falta de mundología; verdad en que en el Puerto se nota de un modo especial en todo lo que á verdadero conocimiento del mundo se refiere un desconocimiento del mundo casi absoluto que explica muchas cosas incomprensibles, tales como los crueles desengaños que me ha proporcionado cierta persona a quien quiero mucho, en buena parte debidos á consejos paternales, de que me he ocupado en otro lugar y no hay porqué tratar de ellos en este libro. Esta falta de mundología hace que los habitantes de esta población cometan no pocas pifias en el orden social que estropea su naturalmente agradable trato. Desagradables pruebas de eso mismo son los dos hechos siguientes: Cuando el año 1915, recién ordenado de presbítero, y siendo la primera temporada que pasaba en el Puerto sin mi madre del alma (q.e.p.d.) por haber fallecido el 7 de Enero del mismo año, necesitaba como nunca compañía que me distrajera y me acompañase en mi triste soledad, la persona más llamada á la sazón, siquiera tiene tan solo por cristiana caridad, á distraerme y acompañarme, se sintió más susceptible que nunca, y por un injustificado motivo se enfadó conmigo y se (...) muy bien de cumplir conmigo esas funciones, que entonces resultaban caritativas, á pesar de que es bien sabido en el Puerto que sé corresponder con creces. Cuando los años 1921 y 1922 los disgustos con una ingrata, aunque muy querida persona, me obligaron á romper con ella (si bien esos rompimientos temporales y breves) varios señores del Puerto (...)

Fotografía 244: Vista general desde el hotel. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6,3 x 10,8 cm.
Fotografía 245: Jardines del hotel del director de la Compa. Metalúrgica. 1918. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 5,9 x 10,5 cm.
Fotografía 246: El Rigüete. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,3 x 10,6 cm.

80

(...), lejos de ayudarme con su compañía para que el rompimiento fuese definitivo, estando perfectamente enterados ellos de las cosas y estimando serme convenientísimo el rompimiento, se mantenían retirados, contribuyendo á reconciliaciones que después ellos mismos censuraban agriamente, aunque podían haberlas estorbado de especialidad, y es que á la gente le gusta mucho censurar, pues no quieren prestar ningún género de ayuda en evitación de lo mismo que censuran. Otra prueba del desconocimiento de la mundología es esta: Recibí una carta de un chico, á quien el pasado verano regalé, entre otras cosas, una boquilla de ámbar, en que me dice: «Le agradeceré mucho que me vuelva V. a comprar y me mande otra boquilla como la que me compró en Junio, porque me la pidió mi padre para regalársela á un guardia civil» (hay que tener presente que este chico aspira nada menos que á que me lo traiga á Madrid á mantenerle, vestirle y darle la carrera). Esta carencia de mundología explica que no pueda favorecer á hijos y nietos de ciertas personas, que parece debían tener un especial y presente derecho á mis favores. Y ya que hablaba antes de servilismo concluiré esta materia en la narración del siguiente hecho: el año 1908 me resultaba molestísima la asiduidad de un chico, que deseando mi protección, no me dejaba ni a sol ni a sombra; llegué a negarme á recibirle, y una tarde, estando yo asomado al balcón de mi despacho, llegó él á la puerta, y al decirle el criado, según mis órdenes, que no estaba yo en casa, el individuo en cuestión que me había visto en el balcón, se dirigió a mí desde la plaza, y me dijo: «—Don Agustín, hoy está V. de mal humor, ya volveré cuando V. de bueno». Y en efecto, volvió al día siguiente y los sucesivos como si tal cosa.

En cuanto á diversiones, las ha habido muy cultas en el teatro, tales como varias funciones teatrales, unas representadas por profesionales y otras por aficionados de la localidad, pero estas últimas, así como un bonito certamen literario el año 1919 con aparato de juegos florales, y una velada á propósito de la Previsión Escolar el 1921, suelen ser organizadas por elementos extraños, aunque avecindados en el Puerto. También el pasado verano se obsequió mucho á la colonia escolar de niñas de Murcia que pasó un mes en esta playa, siendo recibida con enorme concurrencia é improcedente entusiasmo, nada espontáneo sino á excitación y por iniciativa de la Comisión que se encargó del cuidado de la colonia, fastidiando bien á las niñas, que no disfrutaron de la antonimia y libertad que edad y delicado estado de salud requerían ni un solo día.

Fotografía 247: Vista general desde El Rihuete. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6,1 x 10,8 cm.
Fotografía 248:El Rigüete desde la carretera de Cartagena. 1920. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,2 x 10,5 cm.
Fotografía 249: Vista desde el Rigüete. 1922. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6 x 10,8 cm.

93

reserva, que ellos en su inexperiencia de mundo y ridículas pretensiones, creen ser propia de una diplomacia digna de un Gonsalvi? ó de un Metternich, se extrema cuando se trata de informaciones por carta. ¡Qué colección epistolar podía yo presentar en estos dos últimos años en apoyo de mi acierto?! Con tristeza le digo; no puedo contar para ningún asunto de confianza ni reservado con nadie del Puerto (ó con poquísimas personas). Ni nadie espere (y siempre hablando en general, como no me canso de repetir) que hasta hallar sinceridad ni franqueza en esta gente, que desgraciadamente solo ofrece doblez y falsedad, sino solo censuras y criticar más ó menos solapadas, pero siempre crueles. No haya cuidado que, en general, se encuentra ayuda allí para nada noble y digno, sea en el orden privado, sea en el público.

Muchísimo podría hablarse y escribirse sobre las cartas de vecinos del Puerto cuando contestan á asuntos de interés. En general, aunque se indique que se tiene prisa en recibir pronta contestación, como si la manifestación de tal deseo fuese contraproducente, se tarda mucho más que de ordinario en contestar; y aun se dan casos, como se comprueba por la fecha la carta y la del matasellos, en que se descuiden en echarla al correo, á veces cuatro y cinco días. En que, como ya he dicho, parece que se trata de cotizar y vender caro las noticias interesantes.

Es este un detalle curioso y desagradablemente típico (y por repetida experiencia hablo), pues no ocurre con una ni con dos personas, sino con casi todas en general, cuanto con más prisa se pide la contestación, más se tarda en contestar. Otras veces se abstienen de contestar á aquello que se desea; y hasta conservo en mi archivo una carta donde se me dice esto: "Le contesto precisamente hoy que, como V. sabe, tengo obligación muchísimo que hacer, lo que quiere decir que lo hago porque naturalmente no seré muy extenso". Sin comentarios. Obtener por carta una noticia del Puerto que interese, es dificilísimo problema; cuesta gran trabajo y varios sellos y cartas saber algo, nunca todo, de lo que se desea; y ya he dicho que no es raro que ni siquiera se conteste á lo preguntado. Otro nuevo caso que así lo prueba, y más aun la paradójica y maligna reserva de estas personas, es el siguiente: Al pedir un informe sobre cierto individuo con gran interés, y no obstante tratarse de una persona que inspira á la casi totalidad de sus paisanos profunda antipatía por varias razones y múltiples causas, una de ellas la envidia, la persona á quien escribía pidiéndole tal informe, se creyó en el caso de...

Fotografía 286: La bahía desde el muelle. 1917. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,2 x 10,6 cm.
Fotografía 287: La bahía desde el muelle. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6,3 x 10,7 cm.
Fotografía 288: La bahía y el muelle de abajo. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 5,5 x 10,9 cm.

T2 111

...las gatas Bagheera y sus hijas Birotea, Koa y Diamela. Parece que se han dulcificado, como debe ser, las relaciones de Delgado conmigo; estamos sin celebrar el Santo Sacrificio desde el 18 de Julio. Mucho siento? que se haya ausentado el matrimonio Campillo, notable por su agrado y gratitud, á quien visitaba en su casa en el campo hacia el Camino de Balsicas, y ella me obsequiaba mucho. Se han patentizado ahora dos principales defectos de la gente del Puerto: la cobardía (se sienten capaces de destrozar el mundo.. de boquilla; cuando parece que van á venir dos á las manos, es conocida la frase "Sugetadme, que le mato" y (...) ingratitud (pagando con cocer? los beneficios cuando pueden hacerlo á mansalva y tras las más bajunas (...), y una vez recibido el favor sí obsequio se suele pagar con pedradas.

LAS OBSERVACIONES SOBRE LA GENTE DEL PUERTO. No tengo noticia de que en ninguna parte tan exageradamente desarrollado el parentalismo (sic) como en esta región, en tales términos que parece que los parientes (tíos, primos, sobrinos, etc.) son superiores el resto del prójimo, y en cambio la santa amistad casi desconocida. Parientes (y poco próximos) se creen autorizados á corretear, jure propio, por las habitaciones de las casas de sus familiares, en las que no viven, delante de visitas no parentales, á las que hasta se atreven á hacer los honores, olvidándose de que ellos solo son (por muy parientes que sean) otras visitas en tales casas, puesto que en ellas no viven. Oí hace algunos años decir una individua á una patriota no muy cercana:« —Ayer me trageron equivocadamente una carta para ti; pero yo la abrí y la leí, porque para eso somos familia». Hace pocos meses y de propósito de una función benéfica, oí esta enormidad: «—A Fulanita tienen que abrazarla en escena; pero todo se arregla, porque quien la abraza es un primo suyo, y esto ya le parece bien hasta al novio, porque un primo abrazando á una prima no tiene nada de particular». Y también presencié hace algún tiempo que, en broma, un jóven tocaba los órganos pudendos á un primo suyo, y al llamarles yo la atención me contestaron: «—¿Y porqué no hemos de tocarnos lo que queramos, si somos primos?». Tal vez explique este modo de ver las cosas la frase de un padre de aquí: «—¿No es una lástima que un padre no pueda disfrutar de su hija?». Los veranos se ven diarias tertulias en las puertas de las casas de aquí, pero formadas exclusivamente de parientes; lo que aleja á quienes no lo son. Hay aquí quien sostiene que objetos que en absoluto sirven para nada á sus dueños (ni siquiera como recuerdos cariñosos de fallecidos, puesto que tampoco los (...) ser solicitados por quienes los necesitan, pues "se quer- (...) conservar como recuerdo de su padre". Este parenta... hipócrita y exagerado, que tanto (...) á los educa-... en el pie natural, no impide que haya, á pesar de ello, (...) y encarnadas rencillas en las familias; pero no quieren comprender aquí que la amistad, muy superior al parentesco, es perfectamente compatible con él,... que el título de amigo está muy por encima del de simple pariente.

Es también muy de notar la inexperiencia social de esta población, que lleva á cometer enormes groserías á quienes presumen de bien educados. Hace tres años, al notificarme su boda el natural de aquí tal vez más fino y seguramente el más ilustrado, y unido conmigo con bastante trato, me brindé yo á casarle, creyendo lógicamente que con esto le obsequiaba; y, con gran asombro mío, me contestó que "no podía ser, porque habiendo trabajado el cura en hacer el expediente matrimonial, no era justo privarle de hacer la boda" cuando esta persona tiene obligación de saber por su carrera que yo no había de cobrar nada por la boda, y que, según su dicho, solo los párrocos habían de casar. Hace pocos años bauticé á un niño, y después le presenté á la imágen de la Purísima; pues bien, esta presentación extrañó y se criticó por familiares del bautizado (de la créme del Puerto). Al ir á dar un pésame, me enteré de que era la hora en que rezaban el rosario del duelo; me ofrecí á dirigirlo yo, y no me aceptó la proposición porque tenía que dirigirlo un jóven de aquí, de conducta por cierto (...) tormentosa. En casas bastantes distinguidas no se da á los...

Fotografía 885: María Paredes y el autor en 1918. Figura escrito a mano el autor de la fotografía: F. Díaz. Tamaño: 3 x 5,7 cm.
Fotografía 886: El autor en 1924. Figura escrito a mano el autor de la fotografía: F. Díaz. Tamaño: 7 x 5,6 cm. Fotografía recortada de forma irregular.

T2 42

x 44. Año 1925. x

JUNIO. El 24 á las 10 1/2 de la noche salimos de Madrid para el Puerto María, Canuto (que tiene 13 años) y yo con los gatos Mirrimiz, Biroteo, Moñoña y Zapironda, despidiéndome en la estación mi sobrino Pepín, cariñosísimamente porque emprendo el viage muy abatido y delicado de salud, por lo que he levantado la casa de Madrid para estar indefinidamente en el Puerto. Con nosotros hizo el viage una hija de Vicente Darberá?. A las 2 de la madrugada y por la estación de Criplana, me dió un colapso del que Dios quiso sacarme adelante. El 25 llegamos á las 10 á Murcia, en cuya estación nos esperaba un automóvil de Paco Muñoz, que nos llevó al Puerto, á donde llegamos felizmente á Dios gracias á las 12 1/2, habiendo ido á buscarnos á Murcia Pepe, el hermano de María. En casa nos esperaba la familia de María y Periquín Espinosa; este año no tengo criado, ayudando en las faenas domésticas á María su hermana Josefa. Me acosté por la tarde, y me visitaron por la noche el cura D. José Antonio Guerrero y el ayudante de Marina D. Gregorio Fernández Ballesta. El 26 vinieron María Ureña, Juan Antonio Serrano y Gerardo Molina (que sigue siendo el alcalde del Puerto); y por la tarde el Carte? y su muger Ana la Palmera; estuve en la playa y barraca, y lo mismo hice el 27. El 28 canté la Misa en la función del Sagrado Corazón, predican el cura; no salí después. El 29 vino María Ureña y estuve en la barraca. El 30 estuve en casa de Gerardo y el Carte?, sentándome á la retirada en la puerta del cura, que ahora está muy amable. Canuto está con la fatiga desde que llegamos al Puerto, y yo en cambio, á mejorar, á Dios gracias. Pepe duerme en casa.

JULIO. El 1 vino Juan Antonio García, estuve por la tar-

Fotografía 717: Escudo de la familia de Soroa. Tamaño: 7,7 x 5,1 cm.
Fotografía 718: Escudo de la familia de Juan. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 7,7 x 5 cm.
Fotografía 719: Modelo de goleta, del autor, hecho en el Puerto en el año 1903. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6,1 x 8 cm.
Fotografía 721: Cristo de casa de D. Agustín de Soroa. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 8,9 x 6,4 cm.
Fotografía 720: Modelo de vapor del autor, hecho en el Puerto en el año 1919. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 5,8 x 8,8 cm.

Resultados 41 a 48 de 48