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De Soroa Juan, Agustín
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intrigas y chismes la hicieron fenecer completamente no hace muchos años.

El año 1904 créose una sociedad de resistencia por los trabajadores del muelle para unirse y defenderse de la inicua explotación á que ya me he referido. Estaban estos obreros saturados de razón, lo que yo mismo apoyé á la tal sociedad con todas mis fuerzas, que eran muchas en aquel año, con lo que saqué triunfante de muchas contrariedades graves á costa de grandes disgustos y críticas, y de indisponerme con no pocas personas visibles de la localidad. Pues bien, al siguiente verano, ya no existía tal sociedad; la mataron la desunión y la desconfianza, y las cosas siguieron como antes.

Fúndose en el barrio de la Molineta el año 1906 un hospital, que se llamó hospital de la Caridad. Inútil es decir que la institución, fuese el que fuera su fundador, era buena y laudable. Ya hace varios años que se cerró el hospital pues la envidia, la murmuración y demás malas pasiones del ambiente le hicieron terminar por negarse los recursos para ello; y hasta la infame y traidora crítica llegó a decir que el fundador tenía convertido el hospital en un serrallo para su uso particular, sirviéndole de odaliscas las muchachas que hacían las cuestaciones para tan caritativo fin, ó que se reunían para coser las ropas necesarias para el servicio del hospital. Como es consiguiente, en estas condiciones tenía que morir, como murió, esta institución.

El año 1915 y con el nombre de "Juventud Filarmónica" se creó bajo el patrocinio del párroco Sr. Guerrero, una banda de música, compuesta de niños y jóvenes que se dedicaban á un entretenimiento culto, artístico y lucrativo, á la vez que se apartaban de la vagancia del pillo de playa. Aun no ha muerto del todo, pero arrastra una existencia sumamente precaria y lánguida por el cansancio de los chicos y de sus padres (y si aun, aunque mal, vive, es porque se necesita para el adorado cine), y por la falta de cooperación, son ya muy pocos los individuos que la componen y ni siquiera lucen ya el sencillo uniforme de...

Fotografía 337: La playa donde el kiosko de la Peña. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 5,9 x 10,7 cm.
Fotografía 338: Kiosko de la Peña. 1921. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,2 x 10,8 cm.
Fotografía 339: Ante el Kiosko de la Peña. 1922. Firmado a mano por F. Ríos. Tamaño: 5,4 x 8 cm.
Fotografía 340: La playa. 1920.Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6 x 10,5 cm.

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Escolar sostenida por los niños de la escuela. Mucho me temo que, sino ha muerto ya á estas fechas, esté casi dando las boqueadas, pues la apatía de los padres, de los hijos y de los llamados á favorecerla así lo hacen temer.

Se han hecho aquí en varios años tentativas para formar buenos partidos de football, deporte tan varonil y que tanto gusta á la juventud de todas partes; pero ni diez partidos se habrán jugado en total, y en el transcurso de seis ó siete años; y desde el año 1919 no se ha vuelto á jugar. Temen estos jóvenes a la fatiga, y no son materia apropiada para ningún deporte, ni aun para los marítimos, como ya he dicho.

Y creemos que basta con lo apuntado para persuadirme de la exacta verdad de esa frase, tan usual aquí, aun en boca de los mismos hijos del Puerto: «—Aquí no puede hacerse ni puede durar nada útil». Además de las causas que se desprenden del estudio que ya estoy terminando, hay que añadir una inconstancia y versatilidad asombrosas, sea porque esta gente se cansa de todo, sea por ignorancia de la más rudimentaria moción de vida, y no hacerse cargo de que, así como las criaturas nacen pequeñitas y por criar, y nunca adultas, del mismo modo todo en este mundo necesita crecer y desarrollarse para que dé los frutos esperados, necesitándose para obtenerlos mucha constancia, trabajo, paciencia, y perseverancia. Tal vez en esto influya la inconsistencia del temperamento meridional, siempre ligero y frívolo, pero lo cierto es que en este Puerto es cosa frecuentísima que lo que ayer producía efervescente entusiasmo (no pocas veces exagerado é inoportuno), hoy esté, ú olvidado completamente, o agriamente combatido por las mismas personas que antes lo favorecían ó alababan con frenesí.

trascurrirá mucho tiempo sin que este Pósito, la más útil e importante de cuantas instituciones se han creado en este Puerto y de las que á la ligera me he ocupado, caiga hundida como las demás, matada por esta fatal manera de ser de los habitantes de esta amada población.

Las procesiones de Semana Santa, que con el posible lucimiento comenzarán á salir el año 1920, y para las que, con no pocos esfuerzos por parte del activo y celosísimo párroco actual Sr. Guerrero, se logró adquirir varias imágenes, despertaron también el acostumbrado entusiasmo; por la proverbial apatía de esta gente hace suponer que no tardará mucho tiempo en pasar al historial de fracasos que estoy estudiando, malogrando el celo del citado dignísimo párroco y la valiosa cooperación que le ha prestado para todo ello el Sr. Fernández Ballesta. El último verano proyectó este señor, de acuerdo con el párroco Sr. Guerrero, una procesión marítima con la imagen de la Excelsa Patrona de los marinos; hubiera resultado una preciosidad, según el proyecto que en forma de bando publicó el Sr. Fernández Ballesta; pero no pudo realizarse por la frialdad y pasividad en que recibió la gente tan plausible y bello proyecto, y nadie se brindó a cooperar. En cuanto á las asociaciones y cofradías religiosas establecidas en la parroquia, no mueren por el celo de los párrocos, por su desprendimiento, por la devoción de unos pocos, pero fervorosas mujeres y porque poseen unos estandartes que pueden ser llevados en los entierros, con lo que se satisface la vanidad de ultratumba, pero su existencia es muy lánguida y, por supuesto, los hombres están completamente alejados de ellas.

Existe actualmente en las Escuelas Graduadas, y debido al celo del profesor Sr. Primo, una caja de ahorros de Previsión...

Fotografía 344: La playa y el kiosco de Ballesta. 1919. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,3 x 10,7 cm.
Fotografía 345: Vista desde la calle del Progreso. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 3,6 x 9 cm.
Fotografía 346: Una barraca de baños. 1922. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,1 x 10,8 cm.
Fotografía 347: La playa. 1922. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 5,6 x 8,3 cm.
Fotografía 348: La playa. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,2 x 10,7 cm.

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grande, mayor del que él se merece,

Y terminada esta pesada introducción, que puede servir de prólogo y explicación justificativa del estudio que sobre el Puerto voy á comenzar, entro desde luego en materia, haciendo una última observación: la de que concurriendo al Puerto una colonia veraniega, más numerosa antes que ahora, pero siempre de poca importancia, por reducirse á familias de los pueblos vecinos, Totana y Alhama, y de Mazarrón, salvo contadas excepciones, nunca he hecho vida social con los veraneantes, y casi no los he tratado, fuera de algún caso excepcional y circunstancial; mi convivencia en el Puerto ha sido siempre casi exclusivamente con sus naturales, á diferencia de lo que suele suceder con los veraneantes de todos los sitios, que solo se unen entre sí, y á trueque de no pocas ni suaves críticas que mi alejamiento de esta vida social de veraneo ha motivado, por parte de los que esa vida hacen; lo que además ha sido causa de que yo sea en general muy popular entre las claves inferiores del Puerto, y poco querido y antipático entre la mayoría de los veraneantes y las clases unas superiores de esta pequeña sociedad, que, como digo, no han escaseado toda suerte de censuras y críticas, variándolas, según se prestaban á ello mi edad y circunstancias. Y en esto, como en todo, no hay regla sin excepción; terminando con esta última observación este pesado prólogo.

II. LÍMITES DEL PUERTO Y SU SITUACIÓN Y ALREDEDORES

El Puerto de Mazarrón, barrio del pueblo de Mazarrón, está situada en una hermosa bahía, hacia la parte E. del golfo de Mazarrón,...

Fotografía 17: Alrededores del faro. 1921. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,3 x 9,8 cm.
Fotografía 18:El monte desde el faro. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6 x 10,6 cm.
Fotografía 19: Alrededores del faro. 1921. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 5,2 x 11 cm.
Fotografía 20: Casa en la cumbre del faro. 1918. Firmado a mano por F. Soroa . Tamaño: 6,3 x 10,7 cm.

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Escolar sostenida por los niños de la escuela. Mucho me temo que, sino ha muerto ya á estas fechas, esté casi dando las boqueadas, pues la apatía de los padres, de los hijos y de los llamados á favorecerla así lo hacen temer.

Se han hecho aquí en varios años tentativas para formar partidos de football, deporte tan varonil y que tanto gusta á la juventud en todas partes; pero ni diez partidos se habrán jugado en total, y en el transcurso de seis ó siete años; y desde el año 1919 no se ha vuelto á jugar. Temen estos jóvenes á la fatiga, y no son materia apropiada para ningún deporte, ni aun para los marítimos, como ya he dicho.

Y creemos que basta con lo apuntado para persuadirme de la excita verdad de esa frase, tan usual aquí, aun en boca de los mismos hijos del Puerto: -"Aquí no puede hacerse ni puede durar nada útil". Además de las causas que se desprenden del estudio que ya estoy terminando, hay que añadir una inconstancia y versatilidad asombrosas, sea porque esta gente se cansa de todo, sea por ignorancia de la más rudimentaria noción de la vida, y no hacerse cargo de que, así como las criaturas nacen pequeñitas y por criar, y nunca adultas, del mismo modo todo en este mundo necesita crecer y desarrollarse para que dé los frutos esperados, necesitándose para obtenerlos mucha constancia, trabajo, paciencia y perseverancia. Tal vez en esto influya la inconsistencia del temperamento meridional, siempre ligero y frívolo, pero lo cierto es que en este Puerto es cosa frecuentísima que lo que ayer producía efervescente entusiasmo (no pocas veces exagerado é inoportuno), hoy esté, ú olvidado completamente, ó agriamente combatido por las mismas personas que antes lo favorecían ó alababan con frenesí.

Fotografía 349: Paseo de Cánovas del Castillo. 1917. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 5,9 x 10,6 cm.
Fotografía 350: Casa de Don Pedro García Caparrós. 1922. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6 x 9,5 cm.
Fotografía 351: Casa de Don Pedro García Caparrós. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6 x 10,7 cm.
Fotografía 352: Hotel de Don Arturo Lafuente. 1922. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 5,1 x 10,7 cm.
Fotografía 353: Hotel del director de la Compª Metalúrgica. 1922. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,2 x 10,7 cm.

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de un personal, tan fácil en canonizar como en deshonrar y abatir; como sucedió con el antes citado sacerdote, que tales oprobios y contumelias llegó a óir , antes de abandonar este pueblo, que llegó, según que consta fehacientemente, á caer sin sentido en una calle pública; y si el dolor, el desengaño y la afrenta le dejaron entonces recordar á sus otros poetas, pudo, al volver en sí, glosar y meditar aquella célebre y filosófica redondilla, que parece escrita en previsión de sucesos tan ordinarios, aunque no siempre tan aparatosos, en el Puerto:
«Aprended, flores, de mí
La que va de ayer á hoy:
Ayer, maravilla fui;
Hoy, sombra mía no soy».

Es cosa muy corriente en este Puerto que hasta se niegue, y sin motivo justificado, el saludo á personas, cuya mano se estrechaba antes como un singular honor; y lo mismo, y con no menor facilidad, sucede a la inversa. Es gente tan maliciosa é inexperta que, cuando hace unos diez años un chico del Puerto, que estudiaba en Madrid Medicina, enfermó con fiebres maltesas y para curarse tuvo que mudar de aires y se fué a su pueblo natal, sus paisanos comenzaron á decir que estaba enfermo con una enfermedad venérea, sin comprender los ignorantes y estúpidos detractores de aquel jó-

Fotografía 358: Segunda escalera. 1922. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 9,1 x 5,9 cm.
Fotografía 359: Paseo de Cánovas del Castillo. 1918. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 4,8 x 10,7 cm.
Fotografía 360: Paseo de Cánovas del Castillo. 1921. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,1 x 10,7 cm.
Fotografía 361: Primera escalera. 1922. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 9,1 x 6 cm.
Fotografía 362: Paseo de Cánovas del Castillo. 1921. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,1 x 10,7 cm.
Fotografía 363: Paseo de Cánovas del Castillo. 1922. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,2 x 10,7 cm.

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jóven (sic) patentizaban con tal afirmación su estolidez, porque la cosa es evidente ¿dónde tendría más medios de curarse (y más un estudiante de Medicina) en "madrid" ó en el Puerto. Pues la lógica de esta calumniosa afirmación es la que suele presidir siempre en los raciocinios y juicios de las tertulias y reuniones de este pueblo: y con fundamentos análogos y se turifica ó se deprime á una persona.

Y uniendo esta versatilidad é inconsistencia con la apatía que ya he considerado de antes, resulta perfectamente explicado el porqué es inútil buscar en estos vecinos iniciativas para nada útil ni provechoso; en general son todos como el perro del hortelano, pues si bien no saben, ni son capaces de edificar nada, son verdaderos maestros en el triste arte de destruir lo edificado. Todo lo que allí se ha creado ha sido por impulsos de elementos extraños al Puerto, ó por lo menos separados por la distancia y el cambio de vida de la influencia nefasta de este fatal medio ambiente, pero, eso sí, la nada envidiable gloria de derribar y destruir lo que se edificó, tal vez á costa de no pocos sudores y esfuerzos, corresponde siempre á naturales ó vecinos (contagiados por la letal idiosincrasia local) de la población, que para las iniciativas saludables dormitan en los sillones de sus vínculos, pero para hundir con su lengua instituciones sociales y honras personales, se despiertan y forman demasiado a (...) tertulias, admitiéndose en ellas como dogmáticos artículos de fé las especies más inverosímiles y disparatadas (como lo que, como último botón de muestra) he citado pocas líneas más arriba), con tal de que sean perjudiciales a la fama de una persona, ó destructoras de alguna otra. En el Puerto regla demasiado general, tener como criterio los juicios del famoso boticario del cuento: Que se narra alguna acción laudable, se dice: «—Permítame V. que lo dude», que se cuenta algo malo, y cuando más aparatoso y deshonroso sea, mejor, entonces se dice: «—Como si lo viese».

¡Tristes efectos todo ello de la falta de arraigados princi-

Fotografía 364: Paseo de Cánovas del Castillo. 1918. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 5,9 x 10,8 cm.
Fotografía 365: Paseo de Cánovas del Castillo. 1922. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,1 x 9,4 cm.
Fotografía 366: Paseo de Cánovas del Castillo. 1917. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6,1 x 10,8 cm.
Fotografía 367: Callejón innominado. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,2 x 10,5 cm.

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-pios religiosos y de una buena educación moral y social! Estas dos, y no otras (pues de estas se derivan las demás) son las causas de todos estos males, de este dañino y contagioso medio ambiente, de esta triste manera de ser de los habitantes de este Puerto, tan digno por todos estilos de mejor mente, y al que tanto y tan de corazón quiero. Y protesto una vez más y como final, que este estudio crítico (que si algún natural del Puerto leyere, tal vez tomase como ofensa á la localidad, aunque casi seguramente me daría la razón), me resulta sumamente doloroso, por lo mismo que mi cariño, repito una vez más, es tan grande á esta amadísima población; pero puedo afirmar, con la mano puesta en mi corazón, que está hecho en frío, sin apasionamiento y, sobre todo, sin faltar en un ápice a la verdad y aun sin exagerar siquiera. Es el resultado de mi experiencia y de mi profundo conocimiento de estos vecinos, á los que, como nadie, he tratado desde mi más tierna edad, ricos y pobres, jóvenes y viejos; y por eso es una exacta resultante de mis personales observaciones, que nadie se atreverá, insisto en ello, á desmentirme ni á argüirme de falsedad, ni aun siquiera de exageración. Pero si protesto también, y con todo mi corazón que á nadie he tratado ni trato de ofender; si bien sé perfectamente que la verdad es muy amarga y escuece mucho. He escrito en general, y todos sabemos que no hay regla ni excepción, por unas que las excepciones confirmen la regla general. A nadie en particular he aludido; á todos, como hijos de este amadísimo pueblo estimo, y estoy dispuesto á probárselo en cuantas ocasiones se ofrezca, como he procurado, procuro y procuraré, con la ayuda de Dios, hacerlo siempre en lo que á mis alcances esté. Como á nadie he querido ofender, tendría gran sentimiento en que hubiera quien se creyese ofendido por mis exactas observaciones; y hecha está leal salvedad y sincera protesta por mi parte, solo me resta decir que quien se tenga por ofendido ó señalado por mí en el curso de mi trabajo (donde he procurado huir del empleo de nombres propios y ni he citado algunos ha sido únicamente en términos y en ocasiones laudatorias), tendrá contra sí la gráfica fuerza y condenación del vulgar y exacto refrán castellano: "El que se pica, ajos come".

VI
MI ESTANCIA EN EL PUERTO

x] Año 1881. (Anotación a lápiz: «Lo subrayado a parte de aqui es lo de (...) general»).

Aun no había cumplido 4 años, cuando vine al Puerto por primera vez, pero, como es natural en tan corta edad, mis recuerdos...

Fotografía 368: Casas primeras de la playa. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 5,7 x 10,5 cm.
Fotografía 369: La Puerta del Sol. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 5,8 x 10,5 cm.
Fotografía 370: La Puerta del Sol. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 5,8 x 10,6 cm.

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son muy vagos, así es que no puedo precisar cuanto tiempo duró mi estancia en el Puerto, ni la época fija, aunque si sé que fué en verano. Llegué de Madrid con papá, mamá y el marinero Juan, á quien llamaba yo "el Tete", que era asistente nuestro á pasar una temporada con mis abuelos y mi tía Adela. También estaban en casa mi tío Agustín, con su esposa, mi tía Matilde y sus hijos, mis primos Eduardo (tonto), María y José María, este último de mi edad, que por cierto enfermó con tos ferina (murió en Murcia poco tiempo después) por lo que mis padres supieron á qué me contagiaré yo; lo que motivó que mis abuelos, considerando atinadamente, que era la primera temporada desde mi nacimiento que pasábamos en el Puerto, mientras que la familia de mi tío Agustín veraneaba allí con ellos todos los años, acordaron que esta familia se marchase á Murcia con el niño enfermo para tranquilidad de mis padres y evitar mi contagio. Recuerdo que mi tía Adela estaba convaleciente de una enfermedad, y me entretenía mucho. Era ayudante de Marina Don Pablo Mulet, teniente de navío graduado procedente de la carrera de pilotos, pero persona muy prestigiosa y de toda confianza de mi padre, que le estimaba mucho. Don Juan Antonio Yúfera y García era el cura párroco y Don Juan Gil era torrero. Nada más recuerdo.

x II. Año 1883. x

Con motivo de la muerte de mi abuelo, ocurrida el 23 de Mayo á los 83 aos y teniendo yo 5 años estuvieron papá, mamá y yo en Mazarrón en la casa de mis abuelos y tía Adela. También estaba allí la familia de mi tío Agustín, habiendo nacido entonces mi prima Fuensanta. Recuerdo perfectamente, como desde el año 1882, á mis ancianas tías Bernarda, Cecilia (Sissy, como la llamaba yo posteriormente), Enriqueta y Frasquita, que vivían en Mazarrón en la casa de las dos primeras. La estancia fué de pocos días y no estuvimos en el Puerto.

x 3. Año 1884. x

Tenía yo cerca de 7 años. Por estar gravísima mi abuela con fiebres perniciosas, salimos de Madrid para Cartagena papá, mamá y yo, donde conocí á mi primo Perico García Berisso, niño un año menor que yo. Esto fué el...

Fotografía 371: La Puerta del Sol. 1917. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 6,2 x 10,6 cm.
Fotografía 372: Puerta del Sol y casa de Don Juan Antonio Serrano. 1920. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6 x 10,6 cm.
Fotografía 373: Puerta del Sol y calle Mayor. 1920. Firmado a mano por F. Paredes. Tamaño: 5,8 x 10,9 cm. La fotografía está recortada de forma curva en la parte superior.

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25 de agosto. En Cartagena nos esperaba el vapor CARMEN, que fué exclusivamente para llevarnos al Puerto; yendo á un bordo el ayudante de Marina de allí Don Marrín Mulet (que era hijo de Don Pablo, protegido también por mi padre y teniente de navío graduado procedente de pilotos), y Bartolo Oliva, este último iba exclusivamente para tener cuidado de mí. Fué la primera vez que me embarqué. En la casa del Puerto estaban también mis tíos Agustín y Matilde y mis primos Eduardo, María y Fuensanta. Recuerdo haberme embarcado una mañana en la Isla con papá, mis primos en un baile típico del país, dado en honor del papá. Me regaló el cuñado de Mulet dos bonitos barcos. Como mi abuela se puso buena, y había en la provincia casos sospechosos de cólera, estuvimos en el Puerto pocos días, y regresamos á Madrid el 1 ó 2 de Septiembre. Seguía siendo torrero Gil y párroco Yúfera.

x 4. Año 1885. x

Tenía ya cumplidos 7 años. Había muerto el 9 de Enero mi papá; y desde Marzo vivíamos en Murcia mamá y yo. Por declararse el cólera en esta ciudad, salimos de allí para Mazarrón en Junio mamá, mi abuela, tía Adela y la criada Catalina; conociendo entonces en Mazarrón á Juan, Octavio y Nicolás Cano, con quienes jugaba mucho, como con sus hermanas Ángela y Remedios, Ceferino y Manuel Albacete, Lola Gómez, Isabel Martínez y María Bonmatí, como á los hijos de nuestro vecino Andrés Muñoz (a) "Malastrazas", con los que también jugaba mucho. Nos fuimos al Puerto los cuatro, y allí estuvimos hasta primeros de Octubre, siendo esta la primera temporada larga pasada en el Puerto, y continuadas anualmente y sin interrupción hasta la fecha. Me bañé por primera vez. Jugaba principalmente con los hijos de Marta Oliva y Juan Antonio García (Bartolo, Fernando, Juan Antonio y Ana María), Paco Lorente (hijo del cabo de mar Cristóbal), un hijo del llamado Diego el Lotero, Concha (la actual esposa de Miguel Caparrós) y las hijas del ayudante de Marina Don Martín Mulet (Catalina, Isabel y Ángela), dicho Sr. Mulet estaba atentísimo con nosotros, ma-

Fotografía 374: Calle de Mazarrón. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6 x 10,6 cm.
Fotografía 375: Llegada del automóvil a Cartagena.1918. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,1 x 10,7 cm.
Fotografía 376: Calle de la Carretera. 1918. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6 x 10,4 cm.
Fotografía 377: Calle Mayor. Firmado a mano por F. Díaz. Tamaño: 5,7 x 6,2 cm.

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manifestando grande y sincero agradecimiento y respeto á la memoria de mi padre, su protector, y poniendo á nuestra disposición á los cabos de mar Cristóbal Lorente y Manuel Meca. Continuaba de párroco Don Juan Antonio Yúfera y de torrero Don Juan Gil. Por orden de mi tío Agustín, estaban también á nuestras órdenes los peones camineros juan, Alfonso y Ginés, y con este último daba grandes paseos. Mis tías Bernarda y Sissy, con sus primas Enriqueta y Frasquita, que vivían en Mazarrón, venían muchos días á comer con nosotros. El cólera hizo bastantes víctimas en Mazarrón, pero en el Puerto solo cuatro, recordando entre ellas al barbero Juan el Merguizo (sic), esposo de María, llamada desde entonces "la Viuda". Mi tío Agustín pasó algunos días con nosotros. Este año comenzó la Compañía Metalúrgica á hacer las obras preparatorias para instalar la fábrica de fundición, recordando que hubo tres heridos graves causados por un barreno. Asistí por primera vez á la novena de Nuestra Señora del Carmen, recordando que una de las cantoras, Cecilia Olivia (hija, como Marta, de la nodriza de mi mamá) se fué con el novio el último día de la novena, cosa que me chocó mucho. Desde este año estoy encariñadísimo con mi tía Adela, y ella conmigo, mostrándose ya hasta su muerte como una segunda madre. En esta temporada, y en Agosto, se cayó mi abuela, rompiéndose un brazo por primera vez. En Octubre nos fuimos á Mazarrón, y á los pocos días mamá y yo á Murcia. La casa del Puerto estaba todavía en bajo, teniendo una sola sala en alto. Estuve malo en Agosto con fiebres gástricas.

x 5 Año 1886 x

Fuimos desde Murcia á Mazarrón mamá y yo y la criada Julia, en casa de mi abuela; y después de estar allí unos días, nos fuimos al Puerto en unión de mi abuela, mi tía Adela y mis criadas Catalina y Paca. Este año se había hecho una gran obra en la casa del Puerto, obrando un piso alto, y dividiendo el bajo para hacer una casa para alquilar, siendo mis inquilinos un operador (cuyo nombre no recuerdo, pues murió hace ya años) y una familia, con cuyos hijos Gregoria y María jugaba yo mucho, siendo también mis compañeros de juegos los mismos.

Fotografía 378: Vista desde la casa de Don Juan Antonio Serrano. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,1 x 10,9 cm.
Fotografía 379:Vista desde la casa de Don Juan Antonio Serrano. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6 x 10,6 cm.
Fotografía 380: Vista desde la casa de Don Juan Antonio Serrano. Firmado a mano por F. Soroa. Tamaño: 6,2 x 10,5 cm.

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